El sábado pasado en las ciudades de México y Buenos Aires, Argentina, se llevaron a cabo sendos conciertos organizados por la fundación ALAS, compuesta por personalidades de mucho peso en el ámbito empresarial y artístico. Carlos Slim y la colombiana Shakira, son miembros muy distinguidos de ALAS (América Latina en Acción Solidaria).
¿Qué trascendencia especial puede tener esta alianza entre artistas y magnates? El fin. ALAS ha sido creada para intentar paliar la rampante miseria en la niñez a través de toda América Latina; y muchos de los artistas populares de mayor arrastre han acudido al llamado de la propia Shakira y Juanes al respecto.
Bajo una lluvia constante, en el Zócalo del Distrito Federal se llevó a cabo una de las presentaciones. Más de 26 artistas desfilaron por el foro montando expresamente en el Centro del país con el objetivo de llevar sus cantos en el afán de contribuir con el combate de la pobreza de los niños que habitan de Tijuana a la Patagonia.
Al fin del espectáculo, que tuvo como culminación el enlace de las dos producciones, tanto la realizada en Argentina como la hecha en México, en la que el cantante español Alejandro Sanz al lado de la propia Shakira desde el cono Sur, unía su talento a los artistas ubicados en territorio mexicano, entre los que destacaban Los Tigres del Norte, Lucero, Miguel Bosé –a la sazón presidente de la fundación- David Bisbal, el grupo Timbiriche a unirse a interpretar el tema No es lo mismo, con que se llegó a la cúspide del evento, en el que vale agregar la presencia de grupo Maná.
¿Vale la pena comentar lo que al final de cuentas en un tema de farándula? Indiscutiblemente, debido al origen. Salvo excepciones, la realidad es que los artistas populares son creaciones cimentadas en la mercadotecnia y en los señores que tienen el control de los hilos de la promoción. En México, por citar un ejemplo, todo aquel que no tenga acceso a la televisión o las principales emisoras de radio, difícilmente podrá darse a conocer y encontrar en el ejercicio del arte musical un sustento para su vida.
De manera contraria, hoy el máximo éxito comercial en el pop juvenil lo ocupa el grupo RBD, que las virtudes máximas con las que cuenta, es que el sexteto de jóvenes que lo compone, gozan con las características físicas que hoy la moda exige. Delgados, sofisticados y estrafalarias vestimentas, y por supuesto, la relación con el productor indicado, hoy los tienen en los cuernos de la luna, aunque posean la mitad del talento de muchos artistas callejeros. Todo ello concluye a que la transmisión de los valores que por lo regular portan o comunican los cantantes de moda, no son por lo general aquellos que contribuyan a una sociedad mejor. La proliferación de conductas rebeldes, vestimentas y apariencias ridículas, los constantes romances, matrimonios exprés así como divorcios intempestivos, son el pan de cada día en la nota rosa de los medios.
Por todo ello hoy vale resaltar lo que está haciendo ALAS. Porque los líderes de esa organización, que son músicos de talla internacional, han decidido distraer una parte del tiempo de su particular estilo de vida para ocuparse de un problema doloroso y lacerante para la sociedad latinoamericana: la miseria infantil.
En los ecos de todo lo sucedido el fin de semana pasado, una declaración del baterista de Maná, Alejandro Ibarra, señalaba que es increíble que fue más sencillo unir a artistas tan exitosos y de toda clase de género musical, para contribuir en algo con la pobreza, y que nos sea posible que se logre con los políticos.
Qué lección está dando un rockero a toda esa clase política jactanciosa de grandes pensadores. Por ello debe calar lo que hace ALAS, y lo que dicen artistas que no tienen necesidad alguna de voltear a ver a los pobres niños.
Si lo que se está logrando con la unión de los artistas latinoamericanos funciona en parte, habría que imaginar lo que pasaría si la clase política se juntara para afrontar a los pobres infantes que no tienen culpa alguna de las sociedades tan desiguales en las que les tocó vivir. Por lo menos en México, ya no en México, en La Laguna ¿se imaginan si se unieran Federación, Gobierno del Estado y Municipio realmente? Por lo menos aquí, se podría evitar la miseria infantil, si sólo se unieran.
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