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Zimbabwe: las cosas se complican

El comentario de hoy

Francisco Amparán

De un tiempo para acá hemos venido dándole un seguimiento más o menos puntual a la crisis que se ha abatido sobre el país centroafricano de Zimbabwe, y ello por diversas razones. La primera es que en todo aquel continente el horno no está para bollos, y los conflictos nacionales tienen la cochina costumbre de volverse regionales, involucrando a los países vecinos y no tanto. Una crisis de refugiados en esa zona, por ejemplo, podría tener repercusiones nefastas para todo el barrio; o sea, buena parte del África negra.

Otra razón es que Zimbabwe es un extenso muestrario de lo que ha salido mal en África desde que las potencias coloniales se retiraron. Por ejemplo, desde que el país logró su independencia en 1980, ha tenido un solo presidente, Robert Mugabe, el cual llegó al poder democráticamente gracias a su aureola de haber sido líder en la lucha por la libertad. Pero quien luego, como solió ocurrir en aquel pobre continente, se perpetuó en el poder mediante chicanadas, fraudes electorales e intimidación de los opositores que harían sonrojarse de vergüenza al PRI de Oaxaca.

Asimismo, Zimbabwe es un modelo de cómo las políticas dizque populares e igualitaristas dan al traste con cualquier modelo económico. Para premiar a los luchadores por la independencia, a éstos se les repartieron tierras que pocos de ellos sabían cultivar. Cuando la producción agrícola empezó a descender, Mugabe culpó del fenómeno a los agricultores blancos, que habían permanecido en su país de origen después de la independencia, y tenían las granjas más tecnificadas y con mejores aperos. Mugabe procedió a arrebatarles sus propiedades, alegando que así acababa con los rastros del colonialismo y otras zarandajas. ¿El resultado? La peor inflación del mundo y un desplome de la producción agrícola que hace temer una hambruna para fines de este año… todo ello, en un país al que se le solía denominar “el granero de África”.

Parecía que todo cambiaría cuando, en abril, hubo elecciones en las que la Oposición obtuvo más votos que Mugabe… aunque no la mitad más uno de ellos. Ello forzó una segunda vuelta, a realizarse mañana. Pero en el inter, los partidarios de Mugabe han desatado una campaña de terror en contra de los opositores que se ha traducido en docenas de muertos y decenas de miles de desplazados. Mugabe mismo ha amenazado abiertamente a la Oposición, diciendo que un bolígrafo (con el que se realiza la votación) no puede ser más fuerte que una bala. A buen entendedor, pocas palabras.

El candidato opositor Morgan Tsvangirai decidió retirarse de la competencia, alegando con razón que no hay garantías para unos comicios justos y equitativos. Y como ya lo traen en jabón, decidió refugiarse en la Embajada holandesa en Harare. Así pues, Mugabe no tendrá rival en la segunda vuelta… pero ello no acabará con la crisis de Zimbabwe. Más bien al contrario. Por ello (y por lo dicho más arriba) habrá que seguir con cuidado los próximos acontecimientos.

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