Decepcionante fue la actuación del “Golden Boy” Óscar de la Hoya, el pasado sábado en el MGM Grand de Las Vegas, Nevada, al ser superado ampliamente por el filipino Manny Pacquiao, con lo cual dejó muchas dudas y veracidad del boxeo, donde millones de dólares fueron a dar a los bolsillos de ambos boxeadores.
Y es que bien lo dice el reconocido analista de boxeo internacional, Polo González, que desde que el méxico-estadounidense se convirtió en peleador-empresario, sus resultados en el ring dejaron de importarle al convertirse en mero negocio.
Tras su derrota estrepitosa en 2006 ante Bernard Hopkins, al zambullirse en el cuadrilátero por un supuesto golpe a la zona hepática, hizo al moreno estadounidense su socio dentro de la empresa boxística Golden Boy Promotions.
Después, tras una guerra de declaraciones e insultos, apabulló al nicaragüense Ricardo “Matador” Mayorga, viendo al mismo De la Hoya que venció a Julio César Chávez, Arturo Gatti, Fernando “Feroz” Vargas y al español Javier Castillejo, entre otros.
El negocio de su vida lo hizo ante Floyd Mayweather Jr., donde cobró miles de billetes verdes, y ante Pacquiao solamente lo frenó la crisis mundial, aunque para efectos boxísticos fue un excelente negocio bien remunerado.
Óscar ante el “Pacman”, que peleó como siempre, simplemente se paró en el centro del encordado para recibir la metralla del asiático, que para subir a welter se vio muy rápido, aunque nunca pudimos saber si los golpes de un peso mayor tuvieron efectos contundentes.
El ganador de la mellada de oro en Barcelona’92 ni siquiera se acercó a los mexicanos que le metieron las manos al tagalo, como el caso de Juan Manuel Márquez, Marco Antonio Barrera y el único azteca que pudo derrotarlo Érik “Terrible” Morales, quien consideró una “farsa” esta publicitada contienda entre “David y Goliat”, con la enorme ventaja del californiano de apabullar por su peso y el boxeo excelso que lo había caracterizado.
Ahora se habla de una próxima contienda entre Pacquiao y el británico Ricky Hatton, con reales posibilidades de un triunfo del europeo, que recientemente se ha metido de lleno al gimnasio con la ilusión de volverse a proclamar campeón mundial.