9 Entradas: El beisbol y el espíritu
Manager triunfador, Derek Bryant salta del diamante a las letras.
Derek Bryant, manager de Vaqueros Laguna, en su primera temporada en el equipo ya hizo historia. Los Vaqueros llegaron a la final de la Zona Norte en la Liga Mexicana de Beisbol (LMB) eliminando a los Diablos Rojos del México en su propia casa, y aunque no se logró llegar a la final de Liga la afición celebró el trabajo que realizó la “Máquina Naranja”.
Derek Bryant, que como pelotero jugó en las Grandes Ligas y como manager ha llevado al campeonato de la Liga Mexicana a los Sultanes de Monterrey y a los Naranjeros de Hermosillo en la Liga del Pacífico, se estrena en el mundo de las letras tras conjuntar sus conocimientos bíblicos y de beisbol en el libro de su autoría “Nine Innings: Baseball and Spirituality” (Nueve entradas: Beisbol y Espiritualidad).
El libro simula un juego de beisbol en donde se combinan las acciones del equipo visitante y el equipo de casa. Se sigue una pizarra y se encuentran historias del Rey de los Deportes, así como una combinación de palabras que llaman a un acercamiento a la espiritualidad, de múltiplos de nueve y palabras que dan título a los 9 capítulos del libro en donde se hace alusión al compromiso en la fe, “Albert Tar” es el título del primer capítulo, en donde el autor maneja como “Altar”, que representa compromiso, y en donde habla del primer bateador, de su actividad en el juego de beisbol y se menciona y reflexiona el pasaje bíblico en donde se menciona que Noé construyó un altar para el Señor.
■ ¿Qué motivó a Derek Bryant escribir este libro?
Desde hace tiempo tengo, no precisamente estudios, pero algo de reflexión acerca de la Biblia y mi vida personal, mi fe. El libro es un testimonio personal de la presencia de esa fe y de su milagro. Tengo una rutina que siempre hago por las mañanas todos los días: hago mis cosas y trato de leer un poquito antes de iniciar el día. Una mañana, fue una intervención divina, se puede decir, porque me llegó muy fuerte un concepto y yo lo seguí y fui llevado, llevado y a base de eso logré crear el libro. Yo ni pensaba en escribir el libro, no era mi intención empezar a escribir uno, yo nada más estaba leyendo unos capítulos, unos versos en aquel día, pero la percepción o la llegada de un poco más de fuerza, de claridad de unas palabras me hizo comenzar este ejercicio.
Recuerdo que lo que leía llamó tanto mi atención que yo lo seguí y me llevó de unos versículos a otros y así sucesivamente, hasta llevarme a los versos en la Biblia que a final de cuentas correspondían en mi educación y mi profesión que es el beisbol, entonces hubo esa correlación del versículo y el juego de beisbol.
A Derek le tomó aproximadamente un año escribir este tomo y esperó uno más antes de que pudiera tener en sus manos la edición por la que trabajó.
“Escribirlo no fue tanto el problema, el leerlo, editarlo, mandarlo a una edición correcta, a una editorial, fue un proceso que duró unos dos años”.
■ Debe ser muy significativo este logro editorial:
“Es una gran satisfacción porque una persona en la vida quiere dejar una huella para los que le siguen, entonces si me toca irme a casa mañana me siento contento. Creo que hice algo, que puse mi grano de arena para lograr un mundo mejor. Este libro fue pensado con la intención de cambiar la vida a alguien, es algo para compartir.
Es un ejercicio de crecimiento, tuve la oportunidad de ser un instrumento para dejar algo aquí, es lo mejor que pude haber hecho, quizá lo más importante, lo que refleja mi vida espiritual, mi vida de fe.
El libro fue publicado en su lengua materna, inglés, en el año de 2004 por la Editorial “Classic Day” y es un libro en donde Bryant ofrece nueve prácticos pasos para lograr una vida plena combinando acciones del beisbol con historias de la Biblia. Actualmente se realiza la traducción al español de este texto de 157 páginas por Margarita Serrato Colomer, a quien Derek llama amistosamente “mi manager”.
■ LA MAGIA DEL 9
El número 9 es un número muy significativo para el manager de Vaqueros: nació un 9 de octubre; durante su carrera como pelotero portó este número en su casaca y el día que llegó a él la claridad para escribir este tomo se encontró con una serie de combinaciones del número 9 en los capítulos y versículos que leía en su Biblia. Además, el deporte de sus amores está repleto de nueves o múltiplos de ese número:
“En un juego de beisbol hay 9 peloteros y juegan 9 posiciones diferentes, hay un pitcher, catcher, etc., hay 9 que juegan y son 9 entradas”.
■ Este número fue pieza clave para iniciar con la escritura de Nueve entradas: Beisbol y Espiritualidad:
“En pocas palabras creo que se me dio el formato de lo que yo haría, hablar de beisbol y de educación espiritual. Es una educación de beisbol y una educación espiritual, lo básico, nada de tanta profundidad, algo sencillo, y eso es de lo que está formado el libro”.
Una vez publicado el libro, Derek no pudo realizar una campaña de promoción propia debido a sus compromisos laborales en México, sin embargo, la mejor promoción para él ha sido poder transmitirlo a sus equipos de trabajo, a personas cercanas al deporte.
“Las personas que lo han leído, los jugadores y aficionados, les ha gustado porque la mayoría están en el mundo del beisbol entonces entienden, es sencillo, pero también hay diferentes ministerios. Entonces es otra forma de apoyar, es un complemento, si se puede decir. La idea aquí es adentrarse, reflexionar, es una forma de entender de beisbol como juego y una forma de entender las sagradas escrituras de manera sencilla porque mucha gente puede creer que es necesario estudiar mucho, pero este libro es una forma divertida de comprender la biblia. Es como si tú fueras a un juego de beisbol o estás en tu casa escuchándolo y hay un comentarista que te va narrando el juego, entonces realmente estás en un juego de beisbol. Si tú vas a un juego de beisbol, basquetbol o futbol es una diversión, y sentarme a leer la Biblia no tiene que ser tan serio o drástico, puede ser divertido también. Es una forma indirecta, por medio de un juego de beisbol, de un juego, de llamar la atención a la lectura de la Biblia y animar a la gente en su relación con Dios.
¿Cuál fue tu mayor logro en el beisbol como jugador?
Como jugador pienso que fue llegar a jugar en las Grandes Ligas. Yo creo que es el sueño y la ilusión de todos los niños, de quien sea, entonces nada puede ser más grande que llegar a cumplir tu sueño, creo que ha sido lo mejor para mí hablando de beisbol.
¿Y como manager?
Ganar un campeonato, y he tenido la oportunidad de ganarlo cuatro veces, dos con los Sultanes de Monterrey y dos en la liga de invierno con los Naranjeros de Hermosillo. Creo que en cualquier situación, el máximo nivel al que uno puede llegar es a dónde uno quiere llegar y eso es lo que me ha llevado a las Grandes Ligas, y en los equipos a los muchachos los ha llevado a ganar los campeonatos.
¿Cómo resumirías tu primera experiencia con el equipo de Vaqueros Laguna?
Una experiencia de mucha satisfacción, de lucha, de gratitud, porque era un equipo que como manager, como aficionado, muchos decían que no ganaban ni una entrada. No tenían mucha fe en el equipo. Era un equipo sencillo y fue buscar cómo vamos a trabajar, cómo vamos a sacar a este equipo adelante y resultó ser mucho más de lo que yo pensaba que tenía en el equipo como amigo, como manager. Fue una experiencia de mucha creatividad, y en situaciones así tú creces como manager igual que los peloteros como jugadores.
Tú creces paso a paso con los jugadores, y crecí en esta temporada como manager como no lo hice en otros años que he manejado, porque era necesario meterse a fondo para buscar cómo este equipo trabajara e hicieron milagros.
El equipo estuvo muy unido, porque si se ve al equipo desde el comienzo, prácticamente es un equipo intacto, y eso habla de la fe que tuvimos en nosotros mismos, de no cambiar gente, de no buscar a otros, sino que estuvimos con la mentalidad de que ¡nosotros mismos podemos hacerlo! y fue una cosa que creció y creció hasta que todos comenzamos a creerlo y eso es el espíritu de un equipo.
Todos los equipos tenían 28 jugadores, pero nosotros empezamos con 26 y por la misma razón de la armonía, del corazón del equipo, que era tan puro, ya no quisimos buscar más personas porque estando el equipo como estaba se podía contaminar.
La situación es que si uno entra y no se acopla bien con el equipo no funciona igual. Nosotros nos fuimos sobre la base de la familia, de la claridad, de la fe de los muchachos y nos sorprendimos, nosotros estamos sorprendidos, estando reflexionando, realmente estamos sorprendidos de los pasos tan grandes que dimos por mantener el grupo, la armonía y la fe fue vital, fue clave para nosotros.
¿Tienen pensado mantener la misma base del equipo para la siguiente temporada?
Claro, no se quiere romper. Se harán algunos cambios porque a final de cuentas también esto es un negocio, pero la ciudad, los aficionados van a exigir lo que se logró, que no habían tenido en muchos años, pero ya la exigencia comienza a ser diferente. Entras ahí y una vez que se probó el sabor de los playoffs, la miel de todo eso, entonces la gente va a exigir otro tipo de peloteros más fuertes. Pero debemos irnos con cuidado de qué tantos cambios se hacen porque la armonía puede romperse y ya no es el mismo. Vamos a tratar de hacer lo mínimo, una, dos o tres cositas, pero lo mínimo porque queremos mantener ese mismo espíritu de equipo.
¿Cuál es el siguiente paso en la vida de Derek Bryant?
Lo que sigue es desconocido -ríe-. Él es el jefe. Yo tengo trabajo y ahora voy a trabajar en la otra liga, en la de invierno, físicamente es lo que voy a hacer; ir a trabajar a Hermosillo con los Naranjeros de Hermosillo, y si Dios nos presta vida estaré aquí el año que entra con los Vaqueros a partir de febrero, cuando empezamos los entrenamientos por la Liga Mexicana.