Cincuenta años después de instalarse como proceso político en Cuba, la revolución se encuentra ante la encrucijada de renovarse o morir. (EFE)
Cuba busca su acomodamiento en la era de Internet bajo una dirección política y administrativa dominada por la generación que protagonizó la revolución contra Fulgencio Batista
Cincuenta años después de instalarse como proceso político en Cuba, la revolución se encuentra ante la encrucijada de renovarse o morir, la necesidad de encontrar soluciones a su crónica crisis económica y la posibilidad de dar carpetazo a la larga controversia con Estados Unidos.
Elementos capitales en la conformación del proceso revolucionario triunfante en 1959 siguen siendo referencia necesaria en la observación del presente y el futuro de Cuba tanto en el campo político como el económico.
Denostada por unos y amada por otros, la revolución cubana llega al medio siglo de existencia con un presente con urgencias y en el que perdura una dirección política dominada por la generación que protagonizó el alzamiento de la Sierra Maestra contra Fulgencio Batista.
Los Chevrolet y Cadillac de los años 50 que circulan diariamente por La Habana -los “almendrones”-, que la gente utiliza como taxis en pesos cubanos para sus desplazamientos cotidianos y la decrépita arquitectura urbana hacen que el día a día en la capital cubana sea un salto en el tiempo de ida y vuelta.
Los símbolos del alzamiento revolucionario perduran en la propaganda y los diarios oficiales, mientras Cuba busca su acomodamiento en la era de Internet bajo una dirección política y administrativa dominada por la generación que protagonizó la revolución contra Fulgencio Batista.
De la Cuba en ebullición que vio el triunfo de Fidel Castro, con 32 años, Camilo Cienfuegos de 26, Ernesto “Che” Guevara (30) o Raúl Castro (27) se ha pasado a un país bajo la misma dirección histórica en la que Raúl Castro ya tiene 77 años y la dirección del Consejo de Estado 71 años de media.
Sin Fidel Castro, que dejó la Presidencia en febrero de 2008, pero con su presencia constante a través de sus habituales artículos de prensa, la revolución llega a los 50 años en uno de los momentos más delicados de su existencia y con la asignatura pendiente del relevo generacional.
EDUCACIÓN Y SALUD
Hoy dos de las grandes banderas de la revolución: la educación y la salud, están en entredicho pese a los ingentes esfuerzos del Gobierno de este país caribeño de 11.2 millones de dólares por garantizar los servicios sociales a su población de forma gratuita.
De la campaña de alfabetización que en 1961 comenzó en todo el país para reducir a casi cero las tasa de iletrados se ha pasado a un país que gradúa de licenciaturas universitarias a unos 45 mil alumnos por año, pero muestra una educación con problemas de capacitación en el 50 por ciento de docentes de primaria.
El Gobierno de Fidel Castro llevó a los médicos a parajes donde nunca había llegado la asistencia sanitaria cubana, los instrumentos y aparatos médicos se extendieron por el país y las tasas de salud experimentaron mejoras inéditas que aún se mantienen.
En el siglo XXI las autoridades cubanas han tenido que reestructurar todo el sistema de atención primaria para suplir la falta de médicos que por decenas de miles integran misiones en el extranjero y hoy suponen junto a otros servicios, como los educativos, la primera línea de ingresos para el país.
Como en 1959, Estados Unidos sigue siendo el objetivo central de las críticas de la Administración cubana y el argumento que ha servido para construir un concepto de plaza sitiada, en el que el Gobierno de Fidel Castro basó los argumentos con que aprobó no pocas medidas restrictivas de las libertades en el país, como las de prensa o asociación.
De acuerdo a la ilegal Comisión Cubana de Derechos Humanos, en este momento hay al menos 210 casos documentados de presos políticos, 67 de ellos adoptados por Amnistía Internacional, a los que La Habana considera “mercenarios” al servicio de Estados Unidos.
REFORMA AGRARIA
El túnel de ida y vuelta se abre de nuevo en la economía de un país que hoy ve en la reforma que el presidente, Raúl Castro, impulsa en el sector agropecuario un reflejo casi simétrico a la Ley de Reforma Agraria (1959), la primera norma aprobada tras el triunfo de la revolución.
Detrás está el intento de solucionar el problema del barbecho crónico en más del 50 por ciento de las tierras cultivables que contrastan con enormes gastos anuales en la importación de alimentos.
El Gobierno culpa al embargo que Estados Unidos impuso en 1962 contra la isla de la falta de medios en la práctica totalidad de sus sectores y de la pérdida de 93 mil millones de dólares desde su establecimiento.
Pero economistas cubanos han subrayado los efectos nocivos que dejó en la isla la elaboración de un modelo económico enfocado en la actividad agrícola y muy dependiente del exterior, primero de la Unión Soviética y después de la Venezuela de Hugo Chávez.
La URSS dispensó grandes cantidades de crudo a Cuba y todo el bloque socialista dejó a la isla un beneficio de 46 mil millones de dólares desde los años setenta, pero su derrumbe sumió a Cuba en la crisis más grave de su historia, el llamado “periodo especial en tiempos de paz”.
Sus secuelas se extienden hoy a toda la economía y sólo la llegada al rescate del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, evitó su agravamiento en un país en el que la propaganda oficial sigue recordando a la población las conquistas en la educación y la salud de la revolución, las mismas de los años sesenta.
En manos de la generación histórica
Desde el triunfo del alzamiento contra Fulgencio Batista el 1 de enero de 1959, Cuba ha visto pasar a cuatro generaciones, pero 50 años después la revolución sigue siendo dirigida por la vieja guardia, los históricos de la Sierra Maestra, hoy muchos de ellos septuagenarios y pocos con barba.
Desde que en julio de 2006 Fidel Castro, de 82 años, apareció por última vez en público, la revolución que comenzó como la de “los barbudos” se encuentra ante el interrogante de quién dirigirá el destino de Cuba cuando los históricos no estén.
Tras casi medio siglo en el poder, Fidel Castro abandonó la Presidencia del país el 24 de febrero de 2008, pero sigue siendo el primer secretario del Partido Comunista de Cuba, según la Constitución cubana, “la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado”.
Así será al menos hasta el segundo semestre de 2009, cuando el Partido celebrará su sexto congreso, el primero en doce años, y designará a su nueva cúpula de dirección.
Fidel Castro se mantiene en el día a día de los cubanos con los artículos de “Reflexiones” para seguir opinando de temas internacionales y en menos oportunidades nacionales.
Los escritos del comandante en jefe, que en enero se convirtió en el “Compañero Fidel”, siguen teniendo gran influencia en la línea política del Gobierno y sus comentarios han generado no pocas especulaciones sobre la supuesta falta de sintonía con el presidente cubano, su hermano Raúl Castro.
El general Raúl Castro, de 77 años, fue designado por el líder cubano en julio de 2006 para cumplir con las tareas de presidente del país con carácter provisional hasta su nombramiento formal como jefe de Estado en febrero de 2008.