Clasificación:
Una rápida búsqueda en youtube le permitirá ver el corto "9", de Shane Acker.
Recién graduado de la escuela de animación, aunque no tan jovencito (tenemos la misma edad), el talentoso fósil vio premiado el cuidado puesto en el diseño de la producción y la mínima, pero sugerente historia, con el equivalente hollywoodense a sacarse la lotería: una nominación al Oscar en 2005, y la tutela de Tim Burton para realizar un largometraje.
Le sugiero, y a ustedes también niños, que vean primero el corto. Si les late su ambiente oscuro y no les molesta la narrativa críptica y misteriosa, es muy posible que disfruten la película. Nótese que dije posible, pues aunque me gustó el corto, siento que a Acker se le fue la mano rizando el rizo, tara frecuente en su tutor.
9 se sitúa en una tierra post apocalíptica, donde la humanidad fue aniquilada en una guerra contra las máquinas. Enormes Terminators, perdón, quise decir robots, se vuelven contra sus creadores y arrasan de paso con todo signo de vida animal y vegetal. En este paisaje ruinoso, pequeñas criaturas hechas de manta de costal padecen la persecución incesante de amenazantes máquinas, por motivos desconocidos al principio, y poco claros al final.
Algo, quizá lo único, que mejora en el largometraje es el diseño de la producción. Los personajes se mueven en una ciudad europea desolada, en un espacio temporal alternativo en que la historia de la humanidad terminó en la década de los treinta.
La tecnología y estética dominante pertenecen a los años previos a la Segunda Guerra Mundial, salvo por el desarrollo de inteligencia artificial a manos de un científico idealista, que vio su invento caer en manos de un Gobierno fascista y belicoso, adjetivos inseparables.
El look de la cinta le debe mucho, aunque no encaja en el género, al steampunk, un estilo artístico delicioso que imagina historias y objetos futuristas anclados a la era victoriana, propulsados con máquinas de vapor.
9 se complica tremendamente para justificar su propia existencia, y acaba enredándose con metafísica y microbiología para darse un sentido de trascendencia, algo que pudo lograr dotando a su muy original mundo de habitantes interesantes. Acker debió hacer que sus personajes corretearan menos y platicaran más.
Cómo los personajes de Toy Story, obra maestra en dos partes que lo inició todo, y hoy vuelve a la pantalla grande para regocijarnos y prepararle el camino a la súper venta navideña de Toy Story 3. Prepárese. Ese dinero que se va a ahorrar cuando sus hijos no le pidan un solo muñequito de 9, no espere que dure mucho tiempo en la cartelera.
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