Foto: LA I
Feigel Jasem Muñoz Contreras y Brayan Jaret son dos jóvenes a quienes les ha cambiado la vida en poco tiempo. Hoy, ambos buscan seguir sus sueños; uno quiere crear una fábrica de muebles; el otro, trabajar en una marmolera. Pero los en lo que los dos coinciden es en su deseo por continuar con sus estudios (uno en preparatoria y el otro en secundaria).
Se portaron bien
Feigel y Brayan forman parte de los 11 internos del Centro Especializado de Readaptación y Tratamiento para Menores Infractores (CERTMI), de Gómez, que obtuvieron su preliberación por buena conducta.
Una mueblería
Muñoz Contreras actualmente tiene 19 años de edad, de los cuales dos años y tres meses los pasó internado en el CERTMI por su presunta participación en el delito de robo a casa habitación, lesiones y daños.
"Ahora estoy valorando a mi familia, a mi madre y he aprendido a valorar nuestra vida", comentó el joven Feigel Jasem Muñoz, tras recibir su oficio de preliberación.
Ataviado con un traje negro y corbata roja, tal y como el resto de los integrantes de la rondalla del CERTMI a la cual pertenecía, detalló que durante su estancia en este lugar terminó sus estudios de secundaria e inició los de preparatoria. Además de ingresar a los talleres de carpintería y electrónica, donde adquirió los conocimientos con los cuales quiere abrir un negocio para fabricar muebles y de esta forma reintegrarse a la sociedad.
A una marmolera
Brayan Jaret, por su partem, tiene 17 años; un año con cinco meses permaneció internado en el CERTMI por el robo de tapas alcantarillas que, aseguró, lo hizo para traer dinero en la bolsa.
Durante su estancia en este lugar, el adolescente señaló que "lo que más me gustaba era carpintería y electrónica, y luego me iba a física".
Precisó que una vez en el exterior del centro, "yo tengo pensado salir a trabajar, ya me consiguieron un trabajo en una marmolera... En enero empiezo a trabajar".
Brayan Jaret señaló que durante su estancia como interno acabó sus estudios de primaria y ahora que salga, desea continuar estudiando la secundaria, a través del Instituto Nacional de Educación Abierta (INEA).
"Gracias a Dios lo veo bien, es muy buen muchacho, nada más que las malas compañías", comentó Bricia Martínez, tía de Brayan, quien no pudo contener las lágrimas al saber la liberación de su sobrino.
LIBERTAD
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