Al hablar de los caballos que ha utilizado en su ya larga y brillante carrera como rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, definitivamente en primer lugar debemos de mencionar a "Cagancho", un caballo que actualmente está en el retiro, de 22 años de edad, negro cuatralbo, de raza lusitana, utilizado en el tercio de banderillas.
El domingo 15 de diciembre del 2002 en la Plaza México, el famoso rejoneador navarro retiró definitivamente de los ruedos a "Cagancho", caballo en el que no sólo fundamentó todos sus grandes éxitos, todos esos años en la cima del toreo ecuestre, sino también sobre el que ha cambiado para siempre las técnicas y las suertes del rejoneo.
La revolución del rejoneador navarro. Esos cambios radicales en la profundización del mando, del temple y de la ligazón, tuvieron en "Cagancho" el mejor instrumento. Un caballo histórico, sin duda, el más popular de los caballos toreros.
Actualmente "Cagancho" tiene una vida muy diferente a la que tienen otros caballos en retiro, quienes pasan a manos de rejoneadores de segunda o a ser montados por niños que empiezan. "Cagancho" vive hoy como un rey, disfrutando en los verdes campos navarros de su merecido retiro en compañía de yeguas.
"SÁRMATA" Pablo Hermoso de Mendoza compró un caballo en México de nombre "Ébano", tenía un nivel bastante bueno, este caballo lo prestó al rejoneador mexicano Eduardo Cuevas, el cual a su vez compró en Aguascalientes al "Charro" Solís a un hermano del mencionado caballo de nombre "Sármata" y lo usó dos temporadas en el tercio de salida.
Relata Hermoso de Mendoza que él no le vio en un principio nada especial, pero por curiosidad se lo pidió a Cuevas y se lo llevó al rancho. Con las vacas empezó a notarle ciertas deficiencias físicas y técnicas, pero también una gran expresión, que miraba a las vacas con valor. En el momento del embroque no sabía resolver, pero, definitivamente me gustó. Así que se lo cambié a Eduardo por un potro hijo de "Chicuelo" y por otro de "Danubio" y me puse a trabajar con él de cara a tenerlo como comodín, para sacarlo un día de salida, otro para matar... porque se adaptaba a todo. Curiosamente, a la cuarta o quinta corrida empezó a desarrollar una agresividad tremenda, en una ocasión (en Campeche) se tiró en lo alto del toro a morderlo cuando íbamos a clavar una banderilla corta. Durante un tiempo no supe cómo canalizar esa agresividad.
"Sármata" se dejaba tropezar, los toros le pegaban en los pechos cuando iba a morderlos. Me costó, pero empecé a enseñarle a sujetar, como esos perros de ataque que tienes sujeto del collar sin dejarles abalanzarse a la presa. Tuve que enseñarle a aguantarse, que guiñara las orejas, que enseñara los dientes, pero que no se arrancáse, que se mantuviera a un metro de distancia, sin acercarse siquiera a clavar. Así fue como aprendió a esperar mis órdenes. Y entonces empezó a dar pasos de gigante.
En cuanto llegó a España se convirtió en una estrella, la gente lo conocía y lo quería ver, y se empezó a correr la voz entre el mundillo del rejoneo de que me había traído de México un caballo sensacional para el último tercio. Ya educado, volví a dejarle que fuera él mismo. Sólo le aporté el respeto al toro, que fuera él, al llegar a la cara del toro, el que sacara lo que llevaba dentro.
Al final el caballo dio una gran dimensión de torería y de naturalidad, mezclada siempre con esa agresividad innata de manera muy equilibrada.
El 2 de octubre del 2007, cuando la temporada finalizaba, "Sármata" moría de neumonía en la Facultad de Veterinaria de la Complutense, el mejor caballo del último tercio de los últimos años. Tordo rodado, de raza apéndix -mezcla de cuarto de milla mexicano con inglés- fue bautizado en clave artúrica, como ese pueblo guerrero en cuya bravura llevaba el carácter agresivo y difícil. "Sármata", el más artista de los valientes, el mejor del último tercio.