Aguascalientes, pequeña entidad federativa enclavada en el centro de la República Mexicana y cuya capital lleva actualmente el nombre del Estado (antiguamente se llamaba Villa de la Asunción de las Aguas Calientes) ha sido cuna de grandes toreros, lo mismo matadores que subalternos.
En este artículo hablaremos de Rafael Rodríguez Domínguez mejor conocido como el "Volcán de Aguascalientes" nacido un 17 de agosto de 1929.
A finales de la década de los años cuarentas una terna de novilleros causó sensación en los tendidos del entonces joven Coso de Insurgentes (Plaza México). La exaltación de los ánimos tenía su origen en las cualidades y facultades taurinas que cada uno de ellos acuñaba. Fueron conocidos como los "Tres Mosqueteros".
Rafael Rodríguez era el "mosquetero del valor". Ningún antecedente taurino familiar tenía este joven aspirante a matador de toros, motivo que no impidió la germinación de una profunda afición. Un domingo cuatro de abril de 1948, de un festival taurino, como tantos otros que solían realizarse por aquel tiempo en Aguascalientes, surgió el nombre de un torerillo casi desconocido hasta esa fecha: Rafael Rodríguez.
Carrera meteórica de este torero, el que más hondo ha calado en la admiración y en afecto del público hidrocálido. Torero de perfiles dramáticos, de un dramatismo que particularmente en su etapa inicial tenía reflejos y concomitancias del toreo también de signo hondamente dramático de patetismo singular de Juan Belmonte y de Manuel Rodrigues "Manolete".
De un triunfo a otro la carrera de Rafael adquirió un ritmo vertiginoso de aquel muchachito desmedrado y preso de su mutismo encerraba un corazón de gigante y el mutismo del torerillo se transformaba en el ruedo en pródigo fluir de emociones.
Como novillero debutó y triunfó en su natal Aguascalientes el 18 de julio de 1948, debutó en México el cinco de septiembre siguiente en la que sin duda fue la más brillante temporada novilleril del Coso de Insurgentes bajo la empresa del doctor Alfonso Gaona. Dicha temporada se le llamó la de "Los Tres Mosqueteros" tercia que integraban el "Volcán de Aguascalientes", Jesús Córdoba y Manuel Capetillo. Las condiciones taurinas de Rafael Rodríguez son notables; tanto que en el mismo año 1948 recibe la alternativa en la Monumental Plaza México el 19 de diciembre, llevando como padrino en la ceremonia a Silverio Pérez con el testimonio de Gregorio García. Los astados fueron de la ganadería de Coaxamaluca y ganó orejas en los dos toros de su lote.
Ocho días después, el "Volcán de Aguascalientes" se anota su segunda tarde triunfal haciéndoles emocionantes faenas a dos bureles de La Punta.
A fuerza de un estilo arremolinado, incluso a veces con demasiados atropellos, Rafael Rodríguez se gana el famoso apelativo del "Volcán". Durante sus primeras campañas en la Capital, corta la friolera de cuatro rabos a ganado duro de Coaxamaluca, Zotoluca, La Punta y Torrecilla.
Su confirmación de alternativa en Madrid no se hace esperar. El 16 de mayo de 1951 hace su presentación en la ciudad del coso y el madroño con anfitriones de lujo: Pepe Martín Vázquez, Manolo González y toros de Felipe Bartolomé. El torero hidrocálido fue el primer matador de toros mexicano en participar en la famosa Feria de San Isidro, debemos de mencionar que en el toro de su confirmación cortó una oreja, dejando una buena tarjeta de presentación con su toreo de garra.
A causa de su toreo encimista, es decir, citando muy de cerca a sus enemigos, sin darles aire, incluso ahogando sus embestidas Rafael se metió al público en los bolsillos durante sus inicios. Sin embargo, el motor de aquella propuesta se fue silenciando con cornadas como también había ocurrido con su antecesor Antonio Velázquez . Poco a poco el ímpetu de aquel "Volcán" fue decayendo. La temporada española de 1953 no trajo éxito alguno en las escasas 13 corridas en las que participó. Los aficionados dejaron de sentirse atraídos por el estoico mosquetero que tan impactantes parones realizaba con la franela .
El "Volcán de Aguascalientes" tuvo su último brote de explosión en 1964, cuando alcanzó a torear 21 corridas de toros en nuestro país. Fatigado de tanto trajín y poblado de enormes cicatrices, la tarde del adiós llegó en 1969.
Rafael Rodríguez falleció en el Hospital Inglés de la Ciudad de México a las tres de la tarde del 16 de octubre de 1993..