A los Toros
A los 69 años de edad, una insuficiencia respiratoria puso fin, el primero de julio del 2001 en Burgos, a la larga, atípica, controvertida y extraordinaria carrera taurina de Antonio Chenel Alvadalejo, mejor conocido como "Antoñete".
El médico de plaza burgalesa, y además amigo íntimo del longevo matador de toros madrileño, le recomendó retirarse definitivamente de los ruedos. El brillante matador español le prometió a su mujer y a su pequeño hijo que definitivamente se acabaron las locuras.
Nuestro personaje taurino nació en Madrid, España, un 24 de junio de 1932. Vistió por primera vez de luces en la Plaza de Las Ventas (Madrid) en 1949. Debutó con caballos a los 19 años de edad en febrero de 1951 en la Ciudad Condal (Barcelona).
Su presentación en Las Ventas como novillero fue un cinco de junio de 1952 fecha en la que alternó con Manuel Perea y Carriles, con novillos de Nicasio López Navalón, repitiendo el mismo cartel los días 12 de junio y 16 de julio.
Tomó la alternativa un ocho de marzo de 1953 en Castellón, llevando como padrino a Julio Aparicio con el testimonio de "Pedrés". El toro de la ceremonia llevó como nombre "Carvajal" de la ganadería de Francisco Chica.
Confirmó su alternativa en La Monumental de Las Ventas un 13 de mayo de 1953, actuando como padrino de la ceremonia Rafael Ortega y como testigo Julio Aparicio con toros de la ganadería de Alipio Pérez y el histórico toro llevó como nombre "Rabón".
Se menciona que "los héroes suelen ser jóvenes, pues el hombre se enfrenta más alegremente a la muerte cuando no cree en ella", de la misma manera hay un aserto popular que dice en el argot taurino "los toros de cinco y los toreros de 25" y esto es absolutamente riguroso: Se presume que los toros están en su plenitud biológica a partir de la quinta yerba, del mismo modo que la naturaleza humana está en su total plenitud entre los 25 y los 30 años.
La vida misma de "Antoñete" es un ejemplo de rebeldía contra el tiempo. La primera parte de su carrera taurina se vio interrumpida sistemáticamente por numerosas cornadas y lo que es peor, por numerosas fracturas óseas que le impidieron consolidar sus conquistas y afianzarse como figura del toreo.
La juventud, en el toreo es fuerza física, mente despierta, rapidez de reflejos, las virtudes que sostienen el valor.
Desde luego, aquel sesentón, fumador empedernido, mujeriego, tenía un gran porte de torero, pero no era ya lo que físicamente y químicamente se entiende por un torero. Su última tarde del mencionado primero de julio del 2001 en Burgos, "Antoñete" tras pinchar al primer toro de la tarde se desvanece, pasa a la enfermería de la Plaza, en donde es reconocido y trasladado al Hospital General Yague con diagnóstico de insuficiencia cardiorrespiratoria aguda.
Dos días después, entrevistado por el Diario El País, Antonio Chenel "Antoñete" se retira del toreo y del tabaco. El conocido diario madrileño publicó: "El matador de toros 'Antoñete', de 69 años, ha fumado tanto como toreado". Incluso más. Se crió en Las Ventas y ahí aprendió a liarse sus cigarrillos a imagen de sus héroes infantiles, que eran toreros y fumadores. "No volverá a vestirse de luces ni abrir una cajetilla". "Se retira", pero con sus sueños cumplidos. Su hijo Marco Antonio, de escasos dos años, le ha visto por fin torear y, desde luego, dejar de fumar.
"Antoñete" ha tenido en Venezuela su segunda patria, fue en ese país en donde el veterano madrileño vivió largas temporadas y donde encontró a algunos de sus mejores amigos...
El acreditado cronista taurino español Enrique Guarner, en su libro "Historia del Toreo en México" hace mención que "Antoñete" actuó en la temporada capitalina de 1967 ya caduco y que se le contrató más que nada por la impactante faena del diestro español en mayo en Las Ventas de Madrid a un toro de pinta "ensabanado" proveniente de la ganadería de Osborne.
Participó en dos festejos sin que se le viera nada digno de recordar.