Al nacer el becerro o la becerra, se acostumbra colocar una plaquita sujeta a una oreja, que se le llama "arete", donde se registra la fecha en que llegó al mundo y quiénes fueron sus padres. Su lactancia dura de 6 a 9 meses, según puedan comenzar a valerse por sí mismos y después del "destete", de separarles de la madre, las crías son herradas.
Debemos hacer mención primeramente de algo muy importante que es la denominación que se da al animal macho según la edad que tenga. Con menos de un año es "ternero" o "choto" (en España les llaman "recentales" mientras son lactantes).
Cuando cumplen un año son "añojos", y "erales" al cumplir los dos años. Entre dos y tres son "becerros", al llegar a tres son "novillos" o "utreros" y de los cuatro en adelante "toros".
En las hembras se les dice "terneras", "becerras" y "vacas", tanto por la edad como por su comienzo en la reproducción.
"El Herradero": una vez que el becerro ha sido destetado pasa a ser herrado y de hecho a formar parte ya de la ganadería donde nació pues es inscrito en los libros de registro. Lo mismo sucede con las hembras. Esos libros vienen a ser la historia y guía de la ganadería, pues en ellos están anotadas todas las reses de la vacada, con su fecha de nacimiento, sexo, número, nombre y números de sus progenitores, sus notas de tienta, el juego dado en las plazas.
En estos libros se hace muchas veces la selección para "aparearlos" en forma tal que mejoren la especie, pues así se conoce la "reata" (ficha genealógica o pedigree) de cada animal.
Para herrarlos se derriba a los becerros en un corral, uno por uno, lazándolos por el cuello o las patas, procurando no tocarles la cabeza para no deformar el nacimiento de sus cuernos.
Después, con hierros al rojo vivo para que dejen huellas indelebles en su piel, se le graba en los costillares el número que le corresponde en la vacada, luego en una anca la marca o el "hierro" característico de la ganadería, así como la letra o número para que lleve el año de su nacimiento y una letra o señal en clave, para distinguir su pureza o impureza de raza.
Por pureza, repetiremos, debe entenderse que proviene de la simiente de la vacada. Por impureza, cuando hay cruzas con animales que no son puros. Todo esto se va registrando en los libros de las ganaderías.
Antes de soltar a la res marcada se acostumbra una mezcla de cal y blanco de España sobre las quemaduras, tanto para mitigar el dolor, como para evitar las infecciones y que crezca el pelo sobre las marcas, se les aplican vacunas y vitaminas y un antitérmico y desparasitante.
Hecho esto se les deja en libertad, en un potrero lejos ya de la madre, junto con otros animales que fueron marcados. A ese conjunto se le llama "camada" y pasa a formar parte de la ganadería.
