LAS FALLAS VALENCIANAS
Año con año se celebran en Valencia, España, las famosas Fallas Valencianas. Con gran ambiente festivo la capital del Levante español disfruta ampliamente los 12 días “falleros” de que se compone la famosa Feria. Con la ciudad cada vez más tomada por los visitantes a medida que el calendario se acercaba al fin de semana, la Plaza de Toros de Valencia se convierte en el centro de la fiesta.
La celebración de festejos todas las tardes, varias mañanas y algunas noches, hizo que el recinto taurino se integrase plenamente en ese espíritu de una ciudad y de unos ciudadanos que, durante esos días, viven volcados en las calles.
Las Fallas Valencianas no son una fiesta limitada a un recinto ferial, sino que ésta se vive y disfruta al aire libre, recorriendo los bares, escuchando esa invasión de indios sioux que hacen música callejera (en lo alto del top musical siempre está “El cóndor pasa”) y contemplando las esculturas vivientes que hacen de la inmovilidad una virtud...
La Plaza de Toros de Valencia es considerada la más cómoda y con mejor visibilidad de la madre patria. Cuenta la ciudad de Valencia con una afición entusiasta que disfruta de tres ferias en el año y es catalogada como la tercera plaza de España por el número de festejos y prestigio, únicamente superada por las plazas de Las Ventas (Madrid) y la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.
La Plaza de Valencia es un edificio monumental y de bella apariencia por fuera. Se construyó en la década de los cincuentas del siglo XIX y se inauguró en 1860. Propiedad: Excma. Diputación de Valencia, con un aforo de 16,851 localidades.
Está situada en pleno centro de la ciudad, entre las calles Játiva y Ruzafa, a un paso de la plaza del Ayuntamiento, y es vecina de la estación de Renfe.
Los tendidos de la Plaza fueron reformados en 1968 y se consiguió una gran comodidad para presenciar el espectáculo, siendo una de las que ofrece mejor situación al espectador y un perfecto equilibrio entre las distancias de las localidades y el tamaño del ruedo, que tiene la medida exacta de 55 metros de diámetro.
Estos tendidos de la Plaza de Valencia tienen la horizontalidad necesaria para que no resulten agobiantes y la verticalidad precisa para tener una perspectiva inmejorable.
La Plaza de Valencia vivió unos años de apogeo en la década de los cuarentas y los primeros años de los cincuentas, especialmente por la presencia de grandes figuras que sintonizaban a las mil maravillas con el sentir de la afición, y muy del gusto de un público pasional como muy pocos, que se entrega sin medida para lo bueno y que se encrespa con facilidad, aunque nunca se extralimita en sus protestas.
Aquellos años cuarentas, tan pródigos en entusiasmos desmesurados, llevaron a la Plaza de Valencia las mejores tardes que se recuerdan de su Feria. Manolete, Arruza y Parrita cortaron en una sola tarde ¡doce orejas y seis rabos!