Aprovechamos esta ocasión para felicitar a todos los chiquitines que celebraron su día este 30 de abril, son ellos el principal objetivo de esta columna dominical, en donde informamos y orientamos para que nuestros niños puedan tener, mantener y conservar un estado de salud bucal óptimo, parte importante de su salud general.
Y a propósito del Día del Niño, podemos comentar que uno de los consultorios de odontología en los que tanto la decoración como las áreas de trabajo nos hacen recordar nuestros días de infancia, puesto que son acondicionados con todo lo necesario para crear una atmósfera infantil, en donde los pacientitos se sientan en su ambiente, es precisamente el consultorio de odontología infantil.
La experiencia que todo pequeñín experimenta en este tipo de consultorios es todo un acontecimiento.
Después de todas las indicaciones, explicaciones y motivación que los padres dieron previamente al niño, la aventura se inicia cuando nuestro pacientito cruza la puerta principal del consultorio, en este momento inician las preguntas y las dudas, ¿qué me dirá el doctor?, ¿cómo será el doctor?, ¿sentiré alguna molestia o no?, y así un sinnúmero de interrogantes invaden el pensamiento de nuestro pacientito, quien afortunadamente al recorre con su mirada la sala de espera encuentra una área de juegos, un espacio destinado precisamente para el, aquí al interactuar con otros niños, o jugar con los distractores que en esta área se encuentran, su temor y angustia se disipará o atenuará, ayudándole así a que se encuentre más relajado en el momento en que sea llamado para ser atendido.
Y así después de un rato, la asistente dental lo llama, avisándole que es su turno para que pase con el doctor. En ese momento nuestro paciente dirige la mirada hacia la mamá o el papá y les dice muchas veces sin hablar, órale ya me toca, y entonces la asistente lo pasa al operatorio y allí lo recibe el doctor, en este momento es donde empieza la aventura del dentista, quien lo invitará para que se siente en el sillón dental para revisarlo, desde luego y dependiendo de la edad del pacientito el doctor utilizará todas sus habilidades de manejo de conducta, para tratar de motivar al paciente, quien al mismo tiempo estará a la expectativa de qué es lo que me hará este cuate que ni conozco, si me hace algo que me moleste me lo amuelo, que al cabo aquí está mi mamá y mi papá para ayudarme.
Esto que parece un cuento de historietas, es lo que cotidianamente se vive en un consultorio de odontología infantil, que afortunadamente una vez ganada la confianza de nuestros pequeños pacientitos son en la mayoría de los casos, mejores y más cooperadores que algunos adultos.
Creo sin lugar a duda, que para los que nos dedicamos a la atención odontológica infantil, es extraordinariamente gratificante el poder devolver esas increíbles sonrisas en los rostros de estas pequeñas y preciosas personitas, y por ello ¡vale la pena el esfuerzo!
"Es la prevención, nuestra mayor preocupación".
¡Hasta la próxima!
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