El guanajuatense José Pedro Rodríguez de León, estará esta tarde en la Tradicional Novillada de Año Nuevo en Ciudad Lerdo. (Notimex)
Los primeros parches y metales del año se escucharán en la romántica Plaza de Toros Salvador Barrera de Ciudad Lerdo, cuando se celebre la tradicional novillada de Año Nuevo, con cuatro de los mejores aspirantes a matadores.
El cartel lo conforman el novillero triunfador de la Plaza de Toros de “Arroyo”, José Pedro Rodríguez de León, Guanajuato; el arte y la calidad del regiomontano Fernando Cantú, la valentía y ganas de ser torero de Miguel Alejandro y la presentación en la región del novillero chihuahuense Daniel Labrado.
Alrededor de las 16:00 horas los novilleros partirán plaza, para lidiar un encierro de la ganadería chihuahuense de Tierra Blanca, propiedad de Carlos Valles, con un aceptable lote de presentación con un peso promedio de 370 kilogramos.
Por decimotercero año consecutivo, el escenario de Ciudad Jardín es sede de este tradicional festejo, en el cual la entrada general tendrá un costo general de 80 pesos y los niños podrán ingresar al 2x1, con venta de boletos en las taquillas del escenario ubicado en el cruce de las calles Zaragoza y Chihuahua.
En este pequeño pero confortable inmueble, han pasado las grandes figuras taurinas de la Comarca Lagunera, como el inolvidable y desaparecido Valente Arellano, así como el matador de toros en retiro y ahora exitoso empresario Arturo Gilio.
Fernando Cantú participó en agosto de 2008, en el serial novilleril denominado “Vamos por la Victoria” y que tuvo como marco majestuoso el Coliseo Centenario de Torreón, donde en su presentación alternó con Hilda Tenorio, Alfonso Hernández “El Pali” y el queretano Santiago Fausto.
En aquella ocasión, el regio recibió a “Chanoc” de la ganadería de Doña Celia Barbabosa, con Verónicas pegado a las tablas y aunque el burel no acudió al castigo, el novillero tuvo que llevarlo para el castigo frente al caballo.
Con la muleta toreó en los medios rodilla al suelo y realizó derrotes arrancando las palmas del exigente público lagunero. Con la espada pinchó en hueso en tres ocasiones, para que en el cuarto intento metiera media estocada, aunque sin efectos letales y al escuchar en la quinta oportunidad su primer aviso, Cantú lo mata en el sexto, por lo que solo escucha palmas.
