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Ah, ¡miren a toda la gente solitaria!

Los días, los hombres, las ideas

FRANCISCO JOSÉ AMPARÁN

Ah, look at all the

lonely people! (…)

All the lonely people,

where do they all come from?

All the lonely people,

where do they all belong?

The Beatles, Eleanor Rigby

Hace unos días, George Sodini, de 48 años, entró en el gimnasio LA Fitness, en un suburbio de Pittsburgh, del que era miembro. Llegó a la clase de aerobics, en la que varias damas brincaban y aleteaban quemando grasa; apagó las luces del salón, sacó varias pistolas y empezó a disparar. Tres mujeres murieron, diez resultaron heridas, y él terminó suicidándose.

Aunque parece el típico psicópata matón que la sociedad norteamericana parece generar con prodigiosa generosidad, el caso de Sodini me llamó la atención por varias razones. Además de que apunta a una de las morbilidades más prevalentes de nuestra era, y a la que no parece prestársele atención.

Sodini no oía voces en el interior de su cabeza ni creía que su perro le daba instrucciones para matar. No hablaba solo ni se carcajeaba de repente mientras hacía cola para comprar café. Tenía un trabajo estable desde hacía diez años y, al parecer, ningún problema económico. Las mujeres que asesinó no eran representaciones simbólicas de una madre abusiva o sobreprotectora. Sus vecinos dicen (como tantos vecinos de tanta gente, cuerda y loca), que no hablaba con nadie y no era muy amigable. Vaya, ni siquiera celebró a todo lo grande el sexto anillo de Super Tazón de los Acereros (Razón suficiente para sospechar: ¡Ahí había una llamada de atención! ¡El tipo estaba obviamente trastornado!). No tenía ningún defecto físico, no era excesivamente feo y ni siquiera estaba tan pelón. En muchos sentidos, Sodini era como cualquiera.

Excepto que estaba solo. Aplastante, espantosamente solo.

En la era de la supercomunicación, en que uno puede platicar (y ver al interlocutor en video) a miles de kilómetros de distancia, Sodini se sentía como chícharo en bañera. Al parecer, ello le fue pesando cada vez más, hasta que le agarró un odio morboso a quienes no lo sacaban de su miseria: las mujeres. Especialmente, al parecer, a las que cuidaban y cultivaban su cuerpo, precisamente en el gimnasio donde decidió ponerle fin a su sufrimiento.

Y en la era de la supercomunicación, encontramos el testimonio de cómo fue creciendo su frustración. Sí, Sodini tenía en la red un blog personal. Y en él fue dejando evidencias de cómo su imposibilidad de conseguir pareja le estaba sacando de sus casillas. En su anotación del 22 de diciembre de 2008: "Muchas de las muchachas aquí (en el gimnasio) son tan bellas que no parecen humanas, muy potables. Tras entrar al gimnasio empecé a hacer pesas y me gustó". Dos días más tarde: "Llegando de nuevo a Navidad. Ninguna novia desde 1984, la última Navidad con Pam fue en 1983. Quién sabe por qué. No soy feo ni raro. Sin sexo desde julio de 1990 (Tenía 29)". Dos semanas después, enero 5: "Cada noche estoy solo y voy a la cama solo. ¿Por qué continuar otros veinte años o más en soledad? Simplemente trabajo, regreso a casa, como, quizá hago algo, luego me voy a dormir (solo) para el día siguiente de lo mismo. Éste es el Síndrome de Auschwitz, sufrir seriamente durante tanto tiempo que uno cree que es normal. ¡No puedo esperar a mañana!" Al día siguiente, al parecer, pretendía realizar los asesinatos. Pero a la mera hora se echó para atrás; y como seguidor de los Pumas, bebió en abundancia para olvidar. Su anotación del 18 de mayo contiene una reflexión: "Hay 30 millones de mujeres deseables en los Estados Unidos (mi estimación). Ninguna me encuentra atractivo. Estos problemas se han agravado los últimos 30 años. Necesito no tener expectativas de la otra gente o de mí".

Dos meses más tarde, finalmente puso en práctica su plan.

Pero no crean que no le hizo la lucha: el año pasado estuvo en un seminario (tres días, ocho horas diarias) de mejoramiento personal, centrado en conseguir novia. El conferencista dice que, tras el seminario, muchos participantes habían perdido el miedo a tratar con mujeres. Pero "George estaba igual de nervioso que al principio".

Como parte de la tarea del seminario (en donde "tomaba muchas notas", según una instructora), George colgó un video en YouTube donde muestra su casa. Contiene comentarios tan ingenuos como: "El sofá y los sillones combinan; las mujeres van a estar realmente impresionadas". El pobre hombre creía que una chica se iba a enamorar de él por compatibilidad de mobiliario.

En su maleta de gimnasio la policía halló una nota en donde dice, sencillamente, que su soledad se le había vuelto irrespirable, que ninguna mujer lo volteaba a ver, que nadie le decía qué tenía de malo, y ésa era la manera de volcar su furia. Así terminó la existencia de un hombre solitario, que creía estar pidiendo ayuda a gritos

Varias cosas notables en este caso: Sodini apaga la luz al entrar a la sala de aerobics, antes de empezar a tirar. Ahora sí que eran disparos a la oscuridad, enteramente al azar. No odiaba a nadie en lo personal, y quiso asegurarse que la matanza fuera todo lo arbitraria posible. Ni siquiera le agarró tirria a una mujer particularmente indiferente o desdeñosa. Tomó una muestra de ese universo de 30 millones de mujeres deseables (su estimación), y en ellas desató su ira.

Otra: el blog no llamó la atención de nadie. Y ello, aunque había referencias veladas a una posible agresión, y hay párrafos que deberían haber prendido focos ámbar: ¿Mujeres tan hermosas que no parecen de este mundo? ¿Potables? ¿Un problema que se agrava durante treinta años? (¡Ni que fuera la política fiscal de Hacienda!) A todo esto, ¿existe el Síndrome de Auschwitz? La descripción suena coherente, pero yo en mi vida lo había oído mentar.

Total, que creo que éste no era un loquito más. Se fue saliendo de sus casillas por su evidente imposibilidad de encontrar pareja en un medio que, creía él, estaba lleno de oportunidades (perdidas). ¿Por qué no buscó auxilio psiquiátrico, en vez de uno de esos cursos patito que hasta aquí podemos encontrar? ¿Por qué no se resignó? Digo, hay muchos que se han hecho las mismas preguntas (especialmente en prepa si se tiene acné) y no les da por agarrar a tiros a quien los desaira (real o pretendidamente), como a Rosita Alvírez.

Creo que la enajenada sociedad actual ejerce tal presión mediante la publicidad, la música, las historias que se nos cuentan en la(s) pantalla(s), que hay quienes se sienten ajenos, desplazados, marginados, inexistentes, cuando no embonan con el modelo que se les presenta a diario y por todos lados: ¡Tienes que tener pareja (potable)! ¡Tienes que tener sexo!

Ciertamente, la soledad humana ha existido siempre. Pero nunca como hoy se les restregaba así en la cara a los solitarios. Nunca se había dado en contextos de tanta oquedad espiritual y moral: antes, la religión o una fuerte vida interior paliaban sus efectos. Y nunca se les había hecho sentirse más miserables a quienes la sufren. Esa es nuestra era. Y Sodini y las mujeres que mató e hirió, otras más de sus víctimas.

Consejo no pedido para bailar con La Flor más Bella del Ejido en la primera tanda: Vea "El maquinista" (The machinist, 2004), con la extraordinaria actuación de Christian Bale. Provecho.

PD: Cumplimos nueve años estando en contacto cada domingo. Gracias por el aguante.

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