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Al bote por copiones

EL COMENTARIO DE HOY

FRANCISCO AMPARÁN

Las historias sobre cuán competitivas son las sociedades orientales forman parte importante de la mitología contemporánea. Así, abundan las historias sobre los niños japoneses de primaria que tienen un maestro particular que los prepara para el examen de admisión de universidad

La cuestión es que, en efecto, las sociedades orientales tienen una noción de la competencia mucho más acendrada que las nuestras. Y allá se enfatiza la cultura de los resultados. Por eso los exámenes de admisión a las mejores universidades, en no pocas ocasiones, resultan el día más importante en la vida de los jóvenes: de su aceptación en los centros educativos de prestigio depende el éxito durante el resto de su vida. O al menos, así lo creen.

Ello se aplica no sólo a Japón, sino también a China. En este último país, durante siglos el camino a una vida desahogada empezaba con la aprobación del examen de admisión al mandarinato; esto es, para pasar a formar parte de la burocracia imperial, los mandarines. Reprobar ese examen era, para muchos, quedar sentenciados a una vida de mediocridad. Y ello conducía a medidas extremas. A mediados del Siglo XIX, un joven falló en un par de ocasiones el mentado examen. Al parecer se trastornó tanto por el fracaso, que se proclamó el hermano de Jesucristo (¡en serio!) y pasó a encabezar una rebelión campesina que duró una década y dejó quizá veinte millones de muertos: la peor guerra civil de la historia, conocida como la Rebelión Tai Ping (o de la Paz Celestial, no me pregunten por qué). Y todo por reprobar

Con esos antecedentes, no resulta raro que en China los padres de familia (o los jóvenes, sin intervención paterna) hagan todo lo posible por aprobar esos exámenes. Y ello incluye, como en todos lados, medios no muy legítimos ni legales. Lo que sí es que, en China, el castigo a los copiones puede ser particularmente duro.

La semana pasada, ocho adultos chinos fueron enviados a prisión, con penas de entre seis meses a tres años de prisión por "obtener ilegalmente secretos del Estado"

Resulta que esos mentores contrataron a jóvenes más cuerdas que sus hijos para que contestaran la prueba

Como se puede ver, allá sí que se toman en serio lo de la calidad de la educación. A lo mejor por eso han prosperado en dos décadas lo que México no ha logrado en dos siglos. Como para reflexionar, ¿no?

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