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Al veinte para las doce

NUESTRO CONCEPTO

Una característica de la mayoría de los mexicanos es dejar todo para el último, lo que sin duda muchas veces trae resultados negativos. La clase política de nuestro país es especialista en realizar “profundos” análisis con reloj encima para tomar decisiones coyunturales.

Ejemplo de esto fue la discusión en el Congreso de la Unión del paquete fiscal, donde más allá de la toma de tribuna, diputados y senadores de todos los partidos se repartieron culpas, enarbolaron discursos de justicia social y el compromiso, para que al final subieran los impuestos como parte de una miscelánea fiscal que no resuelve los problemas coyunturales del país y que está muy lejos de ser una verdadera reforma hacendaria.

El “show” de las descalificaciones entre panistas, perredistas y priistas sólo evidenció la falta de propuestas para enfrentar la crisis económica. Todo porque los legisladores prefieren ir a tomar café y “grillar” en vez de ponerse a trabajar, lo cual sólo hacen cuando los plazos legales están por cumplirse.

Por ejemplo, a nivel local es inadmisible el tratamiento que dio la administración de José Ángel Pérez al problema del servicio de limpieza. En lugar de que desde el 2008 se hiciera un análisis a conciencia sobre los pros y contras de renovarle el contrato a PASA, los regidores y funcionarios de Torreón dieron prioridad a la “grilla” electoral.

Esta falta de análisis y por ende de propuestas, llevó al Municipio a anunciar con bombo y platillo las ventajas de lanzar una licitación y su negación de renovar el contrato con PASA. A escasos dos meses de terminar su administración, el alcalde se sienta finalmente a negociar y dice que lo mejor es la renovación del contrato porque un proceso de licitación conlleva elementos de corrupción. La contradicción fue una constante de la presente administración de Torreón.

Tanto el presupuesto de ingresos como la renovación del contrato a PASA, son temas coyunturales que fueron desplazados por la “grilla” propia de los intereses electorales. En México nuestros políticos están acostumbrados a resolver los problemas al 20 para las doce, lo peor de todo es que los ciudadanos les permitimos su informalidad y falta de compromiso al no llamarlos a cuentas. Mientras no seamos una sociedad participativa, la clase política seguirá beneficiándose del erario público haciendo como que trabaja.

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