Un grupo de aproximadamente cien ciudadanos fue invitado a dialogar directamente con el jefe del Gobierno. Las preguntas, en medio de la crisis económica, fueron devastadoras: "¿usted es consciente del drama humano que económicamente nos toca vivir?", le inquirió uno. "Parecía que todo mundo se daba cuenta de la crisis menos usted y sus asesores", le estrelló otro. "Yo con un tercio de lo que usted cobra, vivo", le reclamó un joven. ¿Qué opina usted de prometer pleno empleo y tener 4 millones de desempleados?, se quejó un hombre de mediana edad.
El golpe final fue cuando un abuelo le preguntó: "¿cuánto vale un café en la calle, sabe usted contestarme?" Y el mandatario soltó un precio irrisorio mostrándolo como envuelto en una burbuja elitista que había perdido contacto con sus electores, con sus gobernados. Eso fue en España, a inicios de este año. El encuentro lo organizó Televisión Española TVE, la televisora del Estado y le llamó "Tengo una pregunta para usted". El invitado, José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno español. Un ejercicio de similar aspecto, pero estructuralmente distinto, realizó la Presidencia de la República este domingo, bajo el título ya de suyo acartonado de "Diálogo Ciudadano": el de aquí lo organizó el Gobierno, lo grabaron los camarógrafos de la televisora presidencial (Cepropie) y los invitados no fueron ciudadanos que arrojó una muestra estadística independiente, sino elegidos por Los Pinos con base en sus archivos de las áreas de Atención Ciudadana.
Como resultado, la versión mexicana del ejercicio, transmitido en el horario de máxima audiencia, antier de 7 a 8 de la noche en los canales 2 y 13 simultáneamente, no tuvo una sola pregunta incómoda para el presidente Felipe Calderón.
Fue el cierre de una semana en donde privaron los monólogos: los de un Congreso que arma una ceremonia de Informe
Me parece que en democracia eso de no hablarse es el peor de los mundos. ¿Quién nos ha llevado hasta aquí?
