Actividad. En los alrededores del TSM, surgieron ayer decenas de vendedores ambulantes. Nuevos negocios fijos también abrieron.
A última hora, empleados dan mantenimiento a las vías al TSM.
También se unieron a la fiesta deportiva. Vendedores de burritos, semillas, aguas purificadas y frescas, jugos, chicles y lonches, se hicieron presentes en el exterior de las flamantes instalaciones del TSM. Fueron los primeros en llegar.
La presencia de cientos de agentes federales y miembros del Ejército que desde una noche antes sitiaron el estadio de futbol y montaron operativos en cuando menos un kilómetro a la redonda, no fue obstáculo para la intensa actividad comercial.
Inspectores de transporte municipal instalaron operativos de vigilancia en el servicio de transporte público urbano y suburbano. Pararon taxistas para invitarlos a utilizar el taxímetro y a no cometer abusos contra los viajeros.
Antes del mediodía no hubo inspectores de Plazas y Mercados de manera que los vendedores trabajaban tranquilamente y se desplazaban de un lugar a otro expendiendo su mercancía. Hasta en la cajuela de los vehículos se vendieron los alimentos.
Al mediodía se fue incrementando la llegada de aficionados de todas las edades. Con mochilas y ropa cómoda, algunos grupos de jóvenes decidieron llegar temprano para escoger el mejor lugar de los de a mil pesos y ver de cerca a Ricky Martin.
Sin embargo, conforme fueron llegando los espectadores, alrededor de las 3 de la tarde, también llegaron los timadores. Tres hombres se presentaron con los vendedores ambulantes y les exigieron 100 pesos por instalarse en las afueras del nuevo estadio, a lo que algunos se resistieron y otros pagaron. Después de dos horas, los verdaderos inspectores de Plazas y Mercados arribaron y les solicitaron el pago de 12 pesos por metro.
En cuanto a estacionamientos, muchos dejaron sus vehículos hasta La Concha y en las aterradas calles del ejido Paso del Águila, desde donde se ve el TSM.