Equipo. Minghella, Isaac, Weisz y Amenábar posan durante el pase gráfico de Agora.
CANNES, Francia.- Pasaron más de cuatro años de total hermetismo respecto a la nueva cinta de Amenábar para que por fin Agora se presentara a la audiencia en el Teatro Lumiére del Festival de Cannes. Una cinta situada en el siglo IV después de Cristo que muestra el comienzo de la decadencia del imperio romano y el inicio de una nueva era.
El marco principal: la biblioteca de Alejandría y el mundo de los intelectuales y sabios de la época que se ven amenazados por los cristianos. La cinta narra directamente y sin miramientos cómo la religión ha obstaculizado en numerosas ocasiones la civilización. Y, aunque la proyección generó verdadera controversia entre los críticos que defendían la visión atea del director y el mensaje que esto conlleva y a los que "Agora" más que convencer, aburrió, lo cierto es que si algo tiene esta película es la capacidad de transportarnos cientos de años atrás.
Al respecto, el director explicó en la conferencia de prensa posterior a la presentación: "Ese momento de la historia, el siglo IV, tiene muchas conexiones con el presente. No fue difícil darnos cuenta de que aunque estábamos haciendo una película del pasado, al mismo tiempo estábamos conectando con la actualidad".
A pesar de que el filme es una mega producción (se creó un set gigantesco para representar la biblioteca y todo el mundo que giraba a su alrededor), también es cierto que Agora conserva la mirada intimista de Amenábar al centrarse de lleno en el personaje de Hypatia, interpretado por Rachel Weisz, una mujer y filósofa que se mantiene ajena a las disputas religiosas y que representa el conocimiento destruido en nombre de Dios y de la fe.