Siempre he creído que para pertenecer a un partido político tienes que tener principios, los aprendes en los primeros años, luego convicciones, que surgen al conocer el mundo, y con ese bagaje, buscas el partido más acorde a tu pensamiento, participas para que triunfe; por eso nunca he querido pertenecer a un partido, porque nuestros políticos, guardan su ideario en el sótano y viven para el poder por el poder mismo; en lugar de mostrar con firmeza su pensamiento y defender su proyecto de país, incuban Amores Perros con los personajes más disímbolos con tal de acceder al poder, si no, veamos: el PRI va en caballo de hacienda hacia el 2012; nadie puede negar que la debilidad de los panistas (Miedo a Gobernar, dice en su libro Carlos Arriola Woog) y las eternas pugnas perredistas cuentan mucho; los priistas, socarrones, vuelven a la carga cada vez con más fuerza; ¿sus Amores Perros?, los mismos de siempre, con tal de tener más votos y retomar el poder.
El PAN no hace malos quesos, los hace pésimos; por un lado quiere guanajuatizar el país y por otro lado, Calderón tiene Amores Perros nada menos que con la eterna lideresa “Prada”, de Nueva Alianza, que le garantiza votos como los que le ayudaron a triunfar en 2006.
En el PRD los pleitos, traiciones y contradicciones han sido la tónica por casi 20 años, tanto que recuerda la canción de Celia Cruz “Monina/Tongo le dio a Borondongo... etc”; las declaraciones en las que las tribus aceptan lo inaceptable, acuerdan lo inacordable y niegan lo innegable con tal de tener una curul, son el más acabado ejemplo de Amores Perros, díganlo si no Encinas, Padierna, etc.
¿Hasta cuándo seremos espectadores y víctimas de tales Amores Perros?
raalvare@infosel.net.mx
