Decenas de zelayistas, que estaban apostados frente a la sede diplomática, fueron desalojados por la policía con gases, balas de goma y agua. (EFE)
El gobierno de facto de Honduras amplió hasta el miércoles a las 6 de la mañana el toque de queda en el país, después de desalojar con gases y garrotes a cientos de partidarios del presidente derrocado Manuel Zelaya, quien permanece en la embajada de Brasil.
Un desafiante Zelaya expresó desde el recinto diplomático que para él el lema es "restitución o muerte, que es una frase alegórica que se usa desde la Revolución Francesa... estamos dispuestos a todo: al riesgo, al sacrificio".
El gobierno brasileño expresó preocupación por el desalojo y afirmó que cualquier ataque a la sede diplomática será "intolerable". La cancillería del país sudamericano informó que fue restablecido el servicio de agua potable y energía eléctrica en el edificio, tras una interrupción de varias horas.
Zelaya llegó con sigilo a la capital hondureña y desde ahí anunció el lunes la intención de dialogar con los golpistas en el poder.
El gobierno de facto dispersó el martes a los seguidores del líder derrocado y horas más tarde dispuso alargar el toque de queda vigente desde el lunes en la tarde hasta las 6 de la mañana del miércoles.
La policía reportó choques aislados entre simpatizantes del presidente depuesto y uniformados, que no dejaron ni heridos ni más detenciones, en diferentes barrios de la capital hondureña y San Pedro Sula, segunda ciudad al norte del país.
El ministro de Información del gobierno de facto, René Zepeda, dijo a la AP que "la medida se adoptó por cuestiones de seguridad nacional". El estado de sitio ha estado vigente por 38 horas consecutivas en Honduras.
El presidente de facto Roberto Micheletti dijo en rueda de prensa que respetará la sede brasileña "si Brasil nos entrega a Zelaya o se lo lleva a esa nación sudamericana".
No quiso contestar qué haría si no ocurre ninguno de los dos escenarios y se limitó a decir: "reflexionamos intensamente sobre el tema".
El canciller de facto Carlos López propuso nuevamente el martes a Zelaya que respalde las elecciones generales del 29 de noviembre para solucionar la crisis política que agobia a Honduras.
"Estoy dispuesto a conversar con cualquiera, en cualquier lugar y en cualquier hora, incluso con el ex presidente Zelaya, para resolver la crisis, pero sólo en el marco de la Constitución hondureña", dijo López en cadena de radio y televisión.
Indicó que "mientras muchos en el mundo cuestionan nuestras elecciones, en Honduras el apoyo popular es amplio y se ve como la clave para superar el impasse político en el que nos encontramos hoy".
Sostuvo asimismo que Zelaya llegó a Honduras con "la intención de obstaculizar las elecciones e incitar a manifestaciones y disturbios, pero no se le permitirá que haga ninguna de esas cosas".
Policías y soldados encapuchados mantienen un anillo de seguridad en un perímetro de cinco kilómetros alrededor de la embajada brasileña.
El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva decidió pedir una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para tratar la situación en Honduras, informó la agencia de noticias brasileña Estado. La Cancillería no respondió de inmediato las llamadas de AP en busca de una confirmación de ese reporte.
La Agencia Brasil indicó que la embajadora brasileña ante la ONU, Maria Luiza Viotti, solicitó una garantía por la seguridad de la embajada y de Zelaya. Viotti envió la misiva el martes.
Un total de 140 adultos y 22 menores abandonaron el martes la embajada brasileña. Autobuses y camionetas enviadas por la embajada de Estados Unidos y la fiscalía las recogieron frente a las instalaciones para trasladarlas a sus hogares.
Melvin Duarte, vocero de la Fiscalía, dijo a la AP que "todos ellos decidieron irse de manera voluntaria de la embajada... y ya concluimos nuestro trabajo porque el resto, que ignoramos cuánta gente es, no desean irse". Más tarde añadió que todos los evacuados "están bien de salud".
Entre los que permanecían dentro está Rafael Sarmiento, un ingeniero agrónomo de 35 años que declaró estar "con Zelaya para llevarlo donde debe estar: en la presidencia".
Añadió que en la sede diplomática "no hay escasez de agua ni comida o electricidad".
Otro seguidor del presidente derrocado, el universitario Jorge Ramírez, dijo que "estaremos aquí el tiempo que sea necesario".
Un vehículo de las Naciones Unidas entregó "hot-dogs" a los partidarios de Zelaya y a empleados de la embajada de Brasil. "Trajimos lo que pudimos encontrar", dijo el trabajador de la ONU Pedro Dimaggio.
Casi todos los negocios están cerrados en la ciudad. Otros activistas entregaron después más alimentos en el recinto.
El portavoz de la Secretaría de Seguridad hondureña, comisario Orlin Cerrato, dijo a la AP que en el desalojo resultaron golpeados dos policías y fueron detenidas 174 personas, a las cuales se les concentró en un estadio. Al final de la tarde, sólo seis quedaban detenidos y enfrentaban acusaciones por provocar disturbios callejeros.