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Ante el Celibato

JAQUE MATE

Sergio Sarmiento

"Bueno le sería al hombre no tocar mujer."

San Pablo

Jesús nunca defendió ni promovió el celibato sacerdotal. Varios de sus apóstoles estaban casados. Pedro no sólo lo estaba, sino que Jesús curó a su suegra de una fiebre (Marcos 1:29-31).

La Iglesia Católica ha justificado tradicionalmente el celibato sacerdotal con un pasaje del Evangelio de Mateo que le atribuye a Jesús las siguientes palabras: "Hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba" (Mateo 19:10-12, versión Reina-Valera, 1995). Este pasaje, sin embargo, no fue interpretado por los primeros cristianos como una prohibición del matrimonio de los sacerdotes.

Los sacerdotes de las primeras comunidades cristianas no sólo no mantenían el celibato sino que consideraban normal estar casados. Esto no debe sorprendernos. Los cristianos originales eran judíos, como Jesús, y mantenían los preceptos y tradiciones de la ley mosaica. Entre los judíos era indebido que los rabinos fueran solteros.

Pablo, el apóstol que no conoció personalmente a Jesús, fue el primer cristiano importante en promover el celibato. Lo hacía, al parecer, por una aversión personal al sexo. "Bueno es para el hombre no tocar mujer" escribió en su primera carta a los corintios (7:1). El matrimonio era para él una simple barrera contra la tentación: "Por causa de las fornicaciones, tenga cada uno su propia mujer, y tenga cada una su propio marido" (7:2).

El propio Pablo parecía molesto por el hecho de que otros apóstoles, como Pedro, tenían esposas: "¿No tenemos derecho [los apóstoles] a llevar con nosotros una hermana [una creyente] por esposa, como hacen también los otros apóstoles, los hermanos del Señor, y Cefas?" (9:5; Cefas, o Kefas, es Pedro, Piedra). Mucho después, en el 401, San Agustín, quien durante años vivió con una mujer sin casarse, se separó de ella para convertirse al catolicismo y asumir el obispado de Hipona en el norte de África.

En el siglo IV, conforme la Iglesia Cristiana se separó de sus raíces hebreas, se fue estableciendo la norma del celibato sacerdotal. El concilio de Elvira (306) prohibió el matrimonio de sacerdotes, diáconos y obispos y ordenó que los sacerdotes "deben mantenerse alejados de sus esposas y no procrear hijos". El de Nicea (325) determinó que los sacerdotes no podían casarse después de ser ordenados, aunque sí podían ser ordenados si estaban casados. El concilio de Laodicea (363) prohibió la ordenación de mujeres, lo cual significa que antes sí se les ordenaba.

En 1022 Benedicto VII prohibió una vez más el matrimonio de los sacerdotes. En 1045, Bonifacio IX renunció al papado para casarse. En 1074 Gregorio VII decretó que cualquier nuevo sacerdote debía prometer mantener el celibato.

Sin embargo, la propia Iglesia siguió aceptando, aunque de manera informal, que los sacerdotes, obispos, cardenales e incluso papas tuvieran parejas e hijos. El caso más sonado fue el de Alejandro VI, el papa Borgia, cuyo hijo César, tampoco célibe, fue hecho cardenal.

La Iglesia Católica ha sostenido que los sacerdotes deben ser célibes porque Jesús nunca se casó, pero los Evangelios no nos dicen realmente si Jesús estuvo o no casado. Los evangelistas nunca mencionan que Jesús haya tenido esposa, pero tampoco que hubiera permanecido soltero. Saltan de la infancia al inicio de la predicación sin detenerse en los años intermedios, en los que habría ocurrido el matrimonio de tener lugar. En esos tiempos, sin embargo, el que un hombre, especialmente alguien reconocido como rabino, hubiera permanecido soltero hasta los 30 años habría sido motivo de asombro y por lo menos de alguna explicación. Pero el tema simplemente no se toca en los Evangelios.

Las iglesias protestantes, surgidas a raíz de la rebelión de Martín Lutero contra la jerarquía católica, retomaron la tradición de la iglesia original y han permitido --incluso promovido- el matrimonio de los pastores. Las iglesias ortodoxas, a su vez, aceptan ordenar a casados como sacerdotes, pero no el matrimonio de quienes ya son sacerdotes.

Es falso, por otra parte, que no haya sacerdotes católicos casados. Aquellos que se han acogido a la fe católica desde otras iglesias, por ejemplo la anglicana o las ortodoxas, han recibido permiso de mantener su matrimonio y de oficiar misa.

El celibato es una razón de la falta de nuevas vocaciones en la Iglesia Católica. Pero, aun cuando los jerarcas de la Iglesia lo niegan, estoy convencido de que también es un factor en los actos de pederastia en que tantos sacerdotes caen.

Pero el tema no es simplemente de evitar las tentaciones que tanto le preocupaban a Pablo. Lo que hay que rechazar es la idea de que es malo para un hombre tocar a una mujer. "Porque todo lo que Dios creó es bueno", escribió el propio Pablo (1 Timoteo 4:5). Y el sexo no tiene por qué ser excepción.

Barack Obama está cometiendo los mismos errores que Herbert Hoover, el presidente de Estados Unidos que en los años treinta llevó al mundo del crack del '29 a la Gran Depresión. El programa "Buy American" no es más que una forma de proteccionismo, mientras que las propuestas de aumento brutal del gasto público, al desplazar a la inversión privada, volverán más lenta la recuperación.

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