Las cifras son alarmantes. De 2008 a la fecha, seis millones de mexicanos cayeron a la pobreza alimentaria, es decir, que dichas familias no tienen lo suficiente para la manutención de sus hijos.
El número de mexicanos que se encuentran en esta situación pasó de 14 millones a casi 20 millones. Ante la crisis económica que se vive actualmente, aunado a la nula generación de empleos, la cifra podría aumentar.
Como consecuencia de la falta de trabajo, ha aumentado el número de personas que toman la decisión de delinquir con el único objetivo de ganarse algo de dinero y llevar de comer a sus casas. En todo el país el índice delictivo se ha incrementado, los delitos van desde robos a centros comerciales hasta secuestros y venta de droga. La pobreza es el mejor caldo de cultivo para la delincuencia.
Este periodo de crisis también ha provocado que el enojo de la sociedad hacia los políticos vaya en ascenso. Los foros de Internet recogen todo este malestar, basta leer unos cuantos para percatarse de la cantidad de insultos y reclamos que hay contra diputados, alcaldes, jefes de la Policía y por supuesto, contra Felipe Calderón en su calidad de presidente de la República.
Algunas voces como la del rector de la UNAM, José Narro, y el Episcopado Mexicano, han advertido sobre el riesgo de un estallido social, el cual sólo se podrá disipar con la generación de miles de empleos.
Sin embargo, hasta el momento y de acuerdo a opiniones de analistas, la propuesta del Ejecutivo de crear más impuestos inhibirá las inversiones y como consecuencia el desempleo irá al alza.
Por desgracia, el Gobierno hasta el momento sólo se ha preocupado por diseñar un plan para obtener ingresos por medio de la recaudación tributaria, pero no para generar crecimiento en el país y un mayor bienestar social. En contraste con otros países como Estados Unidos, Japón y naciones de Europa, en México las ideas para enfrentar la crisis económica han sido muy cortas y como consecuencia ahí está el incremento de la pobreza.
