Antonio Lomelín Orozco, juvenil exponente de la fiesta brava que busca seguir los pasos de su padre en los ruedos. En España es asesorado por los mejores instructores del toreo y pronto espera estar preparado para debutar como novillero.
TORREÓN, COAH.- Bordando su presente de sueños, un juvenil lagunero con auténtica casta de torero, se prepara en las técnicas de la fiesta brava en tierras de la madre patria, donde, al igual que otros mexicanos, forma parte de alguna escuela taurina.
La ilusión de convertirse en becerristas, novilleros y, desde luego, matadores de toros, mueve a niños y jóvenes con sangre azteca a dejar su terruño y dirigir sus pasos hacia España, donde se integran al proceso de enseñanza de la tauromaquia.
En la actualidad, y luego de un fuerte periodo de enseñanza, varios de ellos ya tienen sus primeras anécdotas en los ruedos, al recibir la oportunidad de torear con o sin picadores, o simplemente están en la categoría de becerristas, a la espera de su gran oportunidad para partir plaza.
Entre estos jóvenes se encuentra Antonio Lomelín Orozco, hijo menor del desaparecido Antonio Lomelín Migoni y la señora Margarita Orozco Rendón. El joven Lomelín desde muy pequeño manifestó inclinación por ser torero. A los cuatro años sus juguetes preferidos fueron: su traje de torero, capote, muleta y los videos de las faenas de su padre, al que lo vio torear en varias ocasiones.
Este juvenil becerrista nació el dos de enero de 1993 en esta ciudad y desde muy pequeño fue a vivir a la Ciudad de México, para después trasladarse a Pachuca, Hidalgo.
Ahí pareció olvidarse de la fiesta brava, incluso su madre lo inscribió en una escuela de futbol con la intención de que se olvidara de los toros, pero su vocación lo hizo regresar a su gran pasión. El hecho de vivir en las cercanías de la Plaza de Toros de la "Bella Airosa'' le hizo acercarse y ahí conoció al matador Pablo Samperio, con quien empezó a practicar los pases del toreo.
En busca de mayores conocimientos que llenaran sus expectativas, se fue a Aguascalientes, donde tuvo todo el apoyo del matador Ismael Téllez, quien le compartió toda su pasión, entrega y técnica que adquirió en el mundo de los toros.
Bajo su tutela visitó varias e importantes ganaderías, como Torrecilla, San Isidro, Rosas Viejas, Los Encinos, Matancillas, Fountanet, Gonzalo Vega y Boquilla del Carmen.
El contacto con las reses bravas y el desarrollo de las técnicas de torero al lado del matador Téllez, fue una vez más lo que sirvió para que este joven inquieto y siempre deseoso de aprender más, investigara cómo llegar a la misma España, considerada la cuna del toreo, donde consideraba que había mucho más por aprender.
Se puso así en contacto con los responsables de la escuela taurina de Arganda del Rey-Fundación "El Juli", con sede en Madrid, donde solicitó entrar como alumno.
La suerte estuvo de su lado y al poco tiempo recibió la respuesta; había sido aceptado, por lo cual de inmediato viajó a la madre patria para ponerse en manos de los especialistas en la enseñanza del toreo. Así, desde el pasado mes de marzo aprende nuevas técnicas y perfecciona sus conocimientos taurinos.
En esta academia, además de los trabajos con los maestros, recibe los consejos del mismo Julián López el "Juli", con quien ha visitado diversas ganaderías, entre las que figuran: El Torreón, Victoriano del Río, Calvache Jiménez Pascuán, Vicente Ruiz, El Ventorrillo, El Pilar y Torrenueva.
En días pasados tomó parte en un tentadero público en Captieux, Francia. Ahí alternó Diego Fernández y Luis Francisco, dejando una grata impresión entre sus instructores y asistentes a esta actividad.
Con esta y otras demostraciones de disciplina y trabajo, hoy en día goza de la proyección y cuidados del maestro don Julián López y el matador Julián López el "Juli".
Los avances mostrados en su trayectoria le han valido recientemente para debutar como becerrista el heredero de Antonio Lomelín, lo que ocurrió en Patones, Madrid, donde alternó con Juan Miguel, Lorenzo Sánchez, César Alonso y Javier Cano, en una jornada donde se lidiaron becerros de Sopeña.
En esta jornada Lorenzo Sánchez y Antonio Lomelín cortaron par de orejas cada uno y salieron a hombros de la plaza.
Con esta etapa de aprendizaje en tierras ibéricas, el heredero de Antonio Lomelín Migoni deberá experimentar un importante crecimiento en cuanto a su percepción de la fiesta brava y la forma de interpretarla, al contar ya con bases sólidas que le permitirán sacar mejor provecho a los ejemplares e ir perfeccionando su técnica y estilo en el ruedo.