Uganda arrestó al ex jefe de la inteligencia ruandesa Idelphonse Nizeyimana, considerado uno de los principales responsables del genocidio en Ruanda de 1994 contra unos 800 mil tutsis y hutus moderados, informaron hoy fuentes oficiales.
Nizeyimana fue detenido el lunes en el interior el hotel Executive Inn del barrio Rubaga de Kampala, la capital ugandesa, a donde llegó hace cinco días con un pasaporte falso, con el que se identificó como Kawogo.
El teniente coronel Felix Kulayigye, portavoz del ejército de Uganda, confirmó la detención de quien fuera jefe de inteligencia del ejército ruandés en la meridional ciudad de Butare durante el genocidio de 1994, según reporte de la cadena Al Yazira.
Nizeyimana, conocido como el 'carnicero de Butare', es acusado de ser uno de los dos organizadores principales del genocidio ruandés, por incitar a los hutus a masacrar a cientos de tutsis y hutus moderados.
Además se le responsabiliza del asesinato de la antigua reina de Ruanda, Rosalie Gichanda, así como de ordenar el establecimiento de unidades militares especiales en Butare para llevar a cabo muchas de las matanzas de los 110 días que duró el genocidio.
De acuerdo con la orden de aprehensión emitida por la Interpol contra Nizeyimana, una de esas unidades asesinó a la reina Gichanda, viuda del rey Mutara III, quien era muy querida por la etnia tutsi en Butare.
La portavoz de la policía ugandesa, Judith Nabakooba, confirmó que tras su detención el ex militar ruandés fue trasladado a Tanzania al Tribunal Penal Internacional para Ruanda (ICTR) para responder por los cargos que pesan en su contra.
En declaraciones a la prensa internacional en Kampala, Nabakooba explicó que Nizeyimana llegó a Uganda el 1 de octubre procedente de la República Democrática del Congo (RDC), donde muchos de los responsables del genocidio se refugiaron.
El ex militar ingresó a Uganda por el paso de Bunagana e intentaba viajar a Kenia con una identificación falsa.
Además de crímenes de guerra, Nizeyimana, por cuya cabeza se ofrecía una recompensa de cinco mil dólares, es acusado del secuestro de un grupo de refugiados de un convento de Ruanda, entre ellos 25 niños, cuyo destino sigue siendo un misterio.
