La Dificultad es el impedimento o circunstancia que hace difícil una cosa. Las dificultades son situaciones difíciles por las que se pasa en la vida, como una mala situación económica, u otros tipos de problemas. ENEAS, el personaje de VIRGILIO en su obra La Eneida, cuando se dispone bajar a los infiernos, dice: "Aquí la dificultad, aquí lo trabajoso". El inglés SAMUEL JOHNSON sentenció: "En la mayoría de los hombres las dificultades son hijos de la pereza".
Muchas veces, cuando queremos emprender algo valioso para nosotros, nos damos vencidos por anticipado. No nos damos cuenta, que con frecuencia, al lado de la dificultad está la facilidad. Para una mente abierta y positiva, la dificultad de una actividad o empresa, es el impulso y la palanca que lo lanzan a una activa productividad. Cuando nos rendimos, es que no nos damos cuenta que el destino del hombre está en buscar, y en seguir buscando afanosamente durante toda nuestra existencia. La mayoría de los grandes éxitos y logros de la ciencia, la tecnología, los negocios, las artes, etcétera, ha residido en el perseverante esfuerzo de muchos hombres, de buscar soluciones a problemas en los que no se veía el menor rayo de luz.
El romano TERTULIANO lo sentenció claramente: "No hay nada tan difícil que no pueda lograrse a fuerza de buscarlo". Y para el pensador francés LA BRUYERE, "De las dificultades nacen los milagros". Pero para lanzarse al mundo con osadía y con ímpetus, se tiene previamente que aceptar las flores y las espinas, las risas y las lágrimas, los éxitos y los fracasos. Los bienes y los males nos vienen entreverados, y todo tiene su grado de dificultad. GOETHE, en su obra Fausto, pone en boca de su personaje principal, FAUSTO, precisamente, un pensamiento deslumbrante profundo y bello, que dice así: "Siento bríos para aventurarme en el mundo, para afrontar las amarguras y dichas terrenas, para luchar contra las tormentas y permanecer impávido en medio de los crujidos del naufragio". Sentir bríos, es tener valor, resolución, atrevimiento, gallardía. ¡Imposible que podamos aventurarnos en el mundo y estar dispuestos a aceptar amarguras y dichas terrenas, si carecemos de resolución y atrevimiento. Solamente se decide y se atreve el que cree que puede. Y muchísima gente se queda en el camino o a la mitad del camino, no por que no hubiera podido, sino por falta de valentía y decisión. Decía un poeta griego: "Atrévete, atrévete más, atrévete aún más, pero no demasiado".
El atrevimiento consiste en determinarse a realizar algún hecho o dicho arriesgado. Esto significa, que todo atrevimiento implica un cierto riesgo; pero aún así, podemos hablar, como lo afirmaba un poeta latino, de un "Atrevimiento prudente". ¿Podrá conciliarse el atrevimiento con la prudencia? Creemos que sí, y la prueba de que la mayoría de los grandes exploradores, descubridores e innovadores en la ciencia y el arte, se atrevió y salió triunfante; y una buena dosis de ese triunfo consistió en que su atrevimiento fue acompañado de la prudencia, entendida como buen juicio y sensatez.
Nos recuerda CRITILO, que FAUSTO está dispuesto a "luchar contra las tormentas y permanecer impávido en medio de los crujidos del naufragio". Una vez, un navegante que embarcó a JULIO CÉSAR, estaba horrorizado ante los crujidos de su barco zarandeado por las embarbecidas olas. Y al ver CÉSAR el terror dibujado en la cara del barquero, le dijo: "No temas, pues te acompaña la buena suerte de CÉSAR".
CRITILO nos dice, que FAUSTO está dispuesto a aventurarse en el mundo y a permanecer "impávido en medio de los crujidos del naufragio". Se trata de una metáfora. Lo que GOETHE nos quiere decir es que sí podemos aventurarnos en el mundo, pero que necesitamos de una buena dosis de impavidez. Es decir, que necesitamos en las luchas de nuestras vidas, estar libres de pavor; alimentar nuestros corazones de valor y de entereza. ¡Y nada mejor, ninguna compañía suprema encontraremos en nuestras vidas, que la Entereza, es decir, que la fortaleza y firmeza de ánimo para todas nuestras empresas!
