El Papa Benedicto XVI auguró ayer a todos vivir una serena Navidad en medio de las frenéticas actividades cotidianas y pidió a los católicos vivir con intensidad la fiesta del Nacimiento de Cristo.
Esto durante la audiencia general de los miércoles en el Aula Pablo VI del Vaticano, en la cual se congregaron unas dos mil personas, entre ellas jóvenes de un centro estudiantil y de un grupo scout de México.
"Con la novena de Navidad, que estamos celebrando en estos días, la Iglesia nos invita a vivir en modo intenso y profundo la preparación al Nacimiento del salvado, inminente", dijo el Pontífice al hablar en italiano.
Agregó que "el deseo que todos llevamos en el corazón es que la fiesta nos regale, en medio a la actividad frenética de nuestros días, sereno y profundo gozo para hacernos tocar con las manos la bondad de nuestro Dios e infundirnos nueva valentía".
Más adelante recordó que el niño Jesús es la manifestación de Dios-amor: un Dios que llegó a la Tierra sin armas, sin la fuerza, porque pretendió conquistar desde el exterior pero, sobre todo, quiso ser recibido por el hombre con la libertad.
El papa apuntó que Dios se hizo niño indefenso para vencer la soberbia, la violencia, la ambición de poder del hombre; "en Jesús, Dios asumió esta condición pobre para vencer, con el amor y conducirnos a la nuestra verdadera identidad", insistió.
Pidió recordar que el título más importante de Jesucristo es ser hijo de Dios y su condición de niño indica, además, cómo se puede encontrar a Dios y gozar de su presencia.