Necesidades. En los próximos seis años se duplicarán las necesidades de dinero para la compra de antirretrovirales.
Crece en 10% el número de infecciones en hombres respecto a las mujeres.
En México, la epidemia del VIH-Sida ha modificado su comportamiento y vuelve a masculinizarse, afirmó José Antonio Izazola Licea, director del Centro Nacional de Prevención y Control del VIH-Sida (Censida). En 2009, dijo, creció en 10% el número de infecciones en hombres respecto a las mujeres.
En la conferencia magistral Evidencias para la Acción, durante el segundo día de actividades del XI Congreso Nacional del Sida e Infecciones de Transmisión Sexual, comentó que estos datos son analizados para determinar a qué se debe este cambio en el comportamiento de la epidemia, con una tendencia creciente hacia la masculinización, en una relación de cuatro casos en hombres por uno en mujeres.
Otra de las preocupaciones, aseguró, es que las nuevas infecciones están ocurriendo cada vez a edades más tempranas.
Informó que al inicio de la epidemia 23% de los casos de Sida era en menores de 25 años; actualmente este sector representa 32% de los 220 mil casos que se estiman en el país.
A pesar que en México hay acceso universal a antirretrovirales, Izazola Licea reconoció que esta estrategia no ha tenido el impacto esperado en la reducción de la tasa de mortalidad, debido a que cuestiones como homofobia, discriminación y estigma siguen siendo los principales factores que inhiben a las personas a realizarse una prueba diagnóstica temprana, lo que retrasa el acceso al tratamiento.
Alertó que en los próximos seis años se duplicará las necesidades de dinero para la compra de antirretrovirales debido a que las 220 mil personas que son portadoras del virus, y que en su mayoría lo desconocen, van a comenzar a necesitar de tratamientos.
El peligro, dijo, es que si no se realiza prevención focalizada, no habrá mecanismos financieros que alcancen para cubrir a las personas con Sida.
Dijo que actualmente 62% de los casos de personas que viven con VIH en México son hombres que tienen sexo con hombres; 22% son mujeres heterosexuales y 16% se incluyen clientes de trabajadores sexuales, usuarios de drogas inyectables y personas privadas de su libertad.