Fenómeno. La muerte de mexicanos que cruzan la frontera de Estados Unidos en busca de un futuro mejor, se ha convertido en un fenómeno silencioso.
EL UNIVERSAL
MÉXICO, DF.- La muerte de mexicanos que cruzan la frontera de Estados Unidos en busca de un futuro mejor, se ha convertido en un fenómeno silencioso, en un evento mediante el cual el migrante desaparece literalmente de la faz de la tierra. En muchos casos, la noticia de su muerte llega con varios días de atraso a sus familiares, como un golpe seco que cae de forma inesperada o como confirmación de un temor que nació desde el momento mismo en que partieron.
En 2009, las autoridades mexicanas han registrado 3 mil 529 traslados de restos desde Estados Unidos, según cifras de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Según el ex secretario de la Comisión de Población, Frontera y Asuntos Migratorios del Congreso de la Unión, Edmundo Ramírez, 662 connacionales habían muerto hasta septiembre en su intento de cruzar la frontera sin papeles. Dijo que "58% son mujeres, cuyas edades fluctúan entre 14 y 29 años y con una instrucción de secundaria, que por la pobreza y falta de empleo buscan oportunidades en el país del Norte".
Autoridades consulares señalan que en el último año se incrementó el número de niños y mujeres que murieron en su intento por cruzar la frontera.
El deceso de mexicanos en el extranjero ha implicado que el Gobierno Federal haya invertido -desde enero de 2008 hasta agosto de 2009- alrededor de 11 mil dólares diarios en promedio para pagar el costo de los trámites y el traslado de los restos de los connacionales.
Un informe de la SRE elaborado por la Dirección General de Protección a Mexicanos en el Exterior, indica que en ese periodo se han gastado 6 millones 442 mil 135 dólares para transportar al país los cadáveres de los "paisanos" que han fallecido en Estados Unidos o en cualquier otra parte del mundo, aunque no en todos los casos los deudos reciben el apoyo económico.
La mayoría de los decesos entre los migrantes se produce tierra adentro. Las estadísticas desde 2000 (un promedio de 8 mil migrantes repatriados al año), confirman que la mayoría de las muertes de mexicanos no se produce cuando cruzan la línea, sino por accidente, homicidio, enfermedad o vejez.