Una poderosa tormenta de arena azotó a la capital de Irak e hizo que se llenaran los hospitales con personas que sufrían de problemas respiratorios.
Los policías utilizaron mascarillas mientras montaban guardia y dirigían el tránsito en el centro de Bagdad, donde la visibilidad era de unos cuantos metros.
Las autoridades de salud indicaron el miércoles que los pacientes se quejaban de insuficiencia respiratoria y de otros problemas. Los funcionarios solicitaron permanecer anónimos porque no estaban autorizados a divulgar información.
Sólo en un hospital, hubo unos 180 casos que fueron provocados por la tormenta de arena.
Las tormentas de arena ocurren regularmente en Irak, pero las condiciones de sequía han agravado su severidad.
Bagdad sufre de las tormentas pese a que está protegida del desierto por una delgada franja de terreno cultivable entre los ríos Tigris y Eufrates.
