En 2001 se fundó el Club Quebradores, que se convirtió en uno de los grupos de baile con más aceptación en Chicago y gracias a sus actividades muchos adolescentes se alejan de la violencia y las bandas callejeras en esta ciudad. (EFE)
La tradicional danza mexicana de la quebradita fue reinventada por un grupo de inmigrantes mexicanos en Chicago (EU.) con movimientos de lucha libre para acercar a los más jóvenes a las pistas de baile.
En 2001 se fundó el Club Quebradores, que se convirtió en uno de los grupos de baile con más aceptación en Chicago y gracias a sus actividades muchos adolescentes se alejan de la violencia y las bandas callejeras en esta ciudad.
El club se fundó cuando Aracely y Fidel Delgado decidieron dejar atrás la quebradita que bailaban en las fiestas populares de Chicago e imprimirle su propio estilo.
Al igual que sucede con la capoeira brasileña, la novedad consiste en agregar un elemento de técnica de lucha que marque unas pautas a un baile alegre y sin una estructura demasiado definida.
"En Chicago los jóvenes ven mucha libre por la televisión, tanto la de México como la de EU., y ellos hacen piruetas y de ahí nace la idea", explicó Fidel Delgado.
Sin embargo el fundador del Club Quebradores quería ir más allá y optó por añadir movimientos inventados por él mismo: "La quebradita es puro brinco, pero quisimos ponerle más técnica y que la gente dijera 'guau'", añadió.
La respuesta a estos nuevos movimientos no pudo ser más positiva de parte del público, que se animó a sumarse a este nuevo ritmo al son de la cumbia mexicana, en sus diferentes variantes.
"A la gente le gusta mucho, nos aplauden y nos contratan" para amenizar diversos eventos, explicó Aracely Delgado, que se muestra orgullosa de que su creación sirva tanto para concursos de baile como para cumplir fines sociales que también logran con su iniciativa.
Y es que esta agrupación tiene como objetivo alejar a la juventud de la violencia que amenaza a los adolescentes de la ciudad a través de este baile, que esperan se convierta en una alternativa para aprovechar de una manera más sana el tiempo libre.
"Nosotros no lo hacemos por dinero. Lo hacemos para que los jóvenes se diviertan", indicó Aracely sobre un estilo que no deja fuera de la pista a nadie.
Según sus creadores, la "quebralucha" es un baile para toda la familia y aprenderlo puede tomar unos tres meses, pero para perfeccionar los movimientos que combinan la quebradita y lucha libre es necesario dedicarle hasta dos años de trabajo.
"Llevo bailando quebradita más o menos seis meses y lo que más se me hace difícil son la vueltas en el aire", aseguró Rodrigo Vanegas, una los aficionados que habitualmente se reúnen en un local de Chicago para disfrutar de los sonidos norteños.
Aunque esta modalidad exige elasticidad y buena condición física, los bailarines insisten en que las personas que no están en forma física tienen su oportunidad de practicarlo, pues lo que más se requiere es una buena coordinación entre la pareja.
"Hay otras parejas que aunque estén flaquitas no colaboran en nada (...) el peso del baile recae a partes iguales entre el hombre y la mujer al 50 por ciento", dijo Pablo Carpintero.
Mientras tanto, los asistentes a estos encuentros, en su mayoría jóvenes, se "retan" por momentos para mostrar el movimiento más novedoso y original.
Carpintero afirma que su movimiento favorito es cuando tiene que "aventar para arriba" a su pareja de baile.
Si en los años cincuenta los movimientos del "rock & roll" se consideraban provocadores e impropios y eran reprobados por la sociedad más conservadora, modalidades como la "quebralucha", que utiliza piruetas similares a las de entonces, aspira a mantener a los jóvenes alejados de la calle y la violencia.