EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Banquero central

JAQUE MATE

Sergio Sarmiento

“La confianza en la divisa, en el banco central como institución y en la independencia del banco central para ofrecer estabilidad de precios es de crucial importancia”.

Jean-Claude Trichet

Ayer se anunció el nombramiento de Guillermo Ortiz, gobernador del Banco de México, como presidente del consejo de administración del Banco de Pagos Internacionales, algo así como el banco central de los bancos centrales del mundo. El cargo lo ocupará a partir del 1 de marzo.

El nombramiento debería ser considerado un honor no sólo para Ortiz sino para México, especialmente en un momento en que el BPI debe asumir un papel importante en los intentos por redefinir las reglas de operación de la banca internacional en la crisis económica. La distinción, sin embargo, puede resultar incómoda para el Gobierno del presidente Felipe Calderón, quien ha tenido diferencias con Ortiz y el Banco de México desde hace tiempo.

Ortiz forma ya parte del consejo de administración del BPI. Esta simple participación es un privilegio. El consejo lo integran solamente 19 banqueros centrales, entre ellos Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos; Timothy Geithner, quien acaba de ser nombrado secretario del Tesoro de los Estados Unidos por Barack Obama; y Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo. De los 19 consejeros, solamente dos proceden de países emergentes: el chino Zhou Xiaochuan y Ortiz.

El año pasado Ortiz fue uno de los principales candidatos a ocupar la gerencia general del BPI, un puesto de tiempo completo que equivale al de director general de la institución. Ortiz señaló desde un principio que no podía aceptar la designación mientras no concluyera su actual periodo como gobernador del Banco de México el 31 de diciembre de este 2009. El banco optó por Jaime Caruana, ex gobernador del Banco de España, quien asumirá la gerencia general durante cinco años a partir del próximo 1 de abril. La selección de Ortiz para una posición incluso más alta, como presidente del consejo de administración, en sustitución del suizo Jean-Pierre Roth, es una sorpresa debido a que México no es una potencia financiera internacional.

Para el presidente Felipe Calderón, sin embargo, esta designación puede resultar incómoda. El mandatario mexicano no ha ocultado su molestia en los últimos meses ante la decisión del Banco de México de mantener tasas de interés positivas en un momento en que la inflación en el país, impulsada en buena medida por los precios administrados del Gobierno Federal, como el de la gasolina y la electricidad, se ha mantenido elevada. En distintas ocasiones el presidente Calderón ha expresado públicamente su desacuerdo con los objetivos de tasas de interés de la institución.

Ésta no es la primera vez que Calderón se muestra inconforme con el trabajo del gobernador del Banco de México. En 1998, cuando era presidente del PAN, exigió públicamente la renuncia de Ortiz como gobernador del Banco de México a cambio de que su partido aprobara la creación del IPAB para cerrar el expediente de Fobaproa. Al final Ortiz se negó a renunciar, pero los panistas aprobaron la legislación de cualquier manera.

Quizá al presidente Calderón le habría convenido que Ortiz aceptara el cargo de gerente general del BPI. Ortiz habría tenido así que renunciar a su responsabilidad como gobernador del Banco de México para convertirse en principal ejecutivo de la institución internacional. El presidente Calderón se habría librado de Ortiz de una manera elegante y habría podido postular a un sucesor más manejable.

Pero ahora todo ha salido al revés. El cargo de presidente del consejo no es de tiempo completo. De hecho, el puesto lo debe ocupar alguien que sea gobernador o presidente del banco central de su país. La designación es por tres años, pero Ortiz tendría que renunciar en caso de dejar de ser gobernador del Banco de México. Si el presidente Calderón no postula nuevamente a Ortiz como gobernador al término de su actual periodo en diciembre de este año, México estará perdiendo en automático la presidencia del consejo del BPI.

Claro que hay una razón más importante por la cual el presidente Calderón debe tener cuidado si quiere mover las piezas en el Banco de México: la crisis económica internacional. No son momentos para jugar con la autonomía del banco central.

Por lo pronto, el presidente Calderón no ha propuesto a algún candidato para reemplazar a Everardo Elizondo, quien terminó su función como subgobernador del Banco de México el pasado 31 de diciembre. Se daba por hecho que propondría a un subgobernador más accesible a sus intereses para después llevar a alguien muy cercano, quizá al propio secretario de hacienda, Agustín Carstens, al cargo de gobernador. El presidente todavía puede tratar de avanzar por este camino, pero las cosas ya no serán tan fáciles como esperaba.

CALDERÓN Y OBAMA

El presidente de México ha sido el primer mandatario extranjero en reunirse con Barack Obama después de su elección como presidente de Estados Unidos; pero es poco probable que el nuevo presidente le preste mucha atención a México una vez que asuma el poder. La lucha contra la crisis económica ocupará la mayor parte de su tiempo. Por otra parte, la nueva secretaria de Estado, Hillary Clinton, nunca ha mostrado gran interés en nuestro país. La de ayer fue, por lo tanto, una oportunidad singular.

www.sergiosarmiento.com

Leer más de EDITORIAL / Siglo plus

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 407085

elsiglo.mx