Desde el principio, el caso presentaba características bastante extrañas, por decir lomenos. Pero su aparente final sólo puede definirse como bizarro.
El pasado 24 de julio, un barco carguero con tripulación rusa que transportaba madera con destino a Argelia, llamado Mar Ártico, denunció por radio un presunto ataque en aguas de Suecia. No quedó claro de qué se trató el ataque, quién lo realizó, ni cuáles eran las intenciones de los supuestos atacantes.
¿Quién rayos quiere robarse un montón de tablas? ¿O a un barco más bien chafón, con más de quince años entre proa y popa?
De haber ocurrido el abordaje por parte de delincuentes, se trataría del primer caso de piratería en aguas europeas vaya uno a saber desde cuándo. Por lo menos, en un siglo. Pero ahí no terminó el asunto.
Días más tarde, se recibió otro mensaje muy confuso procedente del mismo barco.
Después de eso, el silencio. El navío se dio por perdido, en teoría cuando navegaba por el Canal de la Mancha, uno de los trechos marinos con mayor circulación en el mundo.
Pasaron dos semanas, el barco no llegó a su puerto de destino, y las teorías sobre qué le había ocurrido se multiplicaron como conejos.
No faltaron las comparaciones con el caso del misterio del Mary Celeste, un velero que fue encontrado en 1872 a la deriva, intacto, aunque sin tripulación. La cuestión es que al Mary Celeste sí lo hallaron. Y del Mar Ártico no se sabía ni siquiera si continuaba a flote.
Como tenía que ser, no faltaron los partidarios de un final extraño, tipo Triángulo de las Bermudas… donde, por cierto, no se ha vuelta a perder un solo navío desde que se hiciera una película mexicana al respecto.
Que les recomiendo ampliamente: aunque se supone que es de terror, está de risa loca y provoca numerosas carcajadas con su humor involuntario. Una auténtica joya.
Volviendo al tema: otros teóricos de la conspiración apuntaron a una misión secreta del Gobierno ruso que había salido mal. O que en todo el asunto estaban metidos barones de la droga o traficantes de armas. Total, que había variaciones de complots internacionales en abundancia.
El misterio terminó el pasado lunes, cuando el Gobierno de Rusia anunció que uno de sus buques de guerra había sido localizado en el Mar Ártico… afuera de las islas africanas de Cabo Verde. O sea, unos cuantos miles de kilómetros fuera de la ruta que en teoría debía haber seguido. Vaya, ni siquiera estaba en el mar que correspondía.
¿Qué rayos fue a hacer allá el Mar Ártico? ¿Dónde anduvo todos estos días? Aunque el Gobierno ruso ya dio por terminada la búsqueda, algo me dice que este barco le seguirá dando munición a quienes les encantan las conspiraciones sofisticadas. ¿Y saben qué? Que en este caso, resulta difícil no ceder a esa tentación.