"Ser dirigente sindical es uno de los
Negocios más rentables de México."
Arturo Alcalde
El negocio de los líderes sindicales es tan rentable que se vale todo para preservarlo: incluso mandar golpear a los trabajadores.
Este miércoles 10 de junio el Sindicato de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana que encabeza Napoleón Gómez Urrutia movilizó a Fresnillo, Zacatecas, a un centenar de golpeadores de Lázaro Cárdenas, Michoacán, Sombrerete, Zacatecas, y Santiago Papasquiaro, Durango. El objetivo era imponer un "paro" en la Compañía Minera Fresnillo propiedad del Grupo Peñoles.
Los dirigentes de la Sección 62 de Fresnillo reaccionaron y reunieron a sus propios golpeadores. El enfrentamiento dejó cuando menos una decena de heridos y varios vehículos destruidos. Un minero napista de Sombrerete, Juventino Flores Salazar, murió en la refriega. Ayer el grupo de Napoleón aparentemente se preparaba para enviar a un contingente reforzado para continuar la batalla de Fresnillo.
La Sección 62 se había mantenido hasta hace poco leal a Napoleón, el líder sindical que, acusado de haberse apoderado de 55 millones de dólares de los mineros de Cananea, vive en Vancouver, Canadá. La destitución el 12 de mayo de César Pavón como miembro del comité ejecutivo del sindicato provocó que Pavón se llevara consigo a la Sección 62. La expedición ordenada por Napoleón buscaba obligar a los mineros de Fresnillo a regresar al seno del sindicato napista. Pavón, obviamente, no estuvo dispuesto a permitirlo.
Parece increíble que así se resuelvan las adhesiones de los trabajadores a un sindicato u otro. Los líderes actúan como señores feudales. Los trabajadores se han convertido en simples siervos, propiedad personal de un dirigente u otro. Los sindicatos no son más que negocios.
Líderes como Gómez Urrutia lo saben muy bien. Él heredó el control del sindicato minero de su padre, Napoleón Gómez Sada, quien fue secretario general desde 1962 hasta su muerte en 2002. En febrero de 2005 retiró 55 millones de dólares de un fideicomiso para mineros de Cananea argumentando que el sindicato -y no los mineros- era el verdadero beneficiario. Los mineros agraviados han presentado una serie de denuncias penales y civiles para obtener la devolución de su dinero. La propia Secretaría del Trabajo no reconoce ya a Gómez Urrutia como secretario general del sindicato, supuestamente por no cumplir con los requisitos estatutarios para ello.
El pleito por la Sección 62 no tiene más origen que el dinero y el poder que proviene del control de un sindicato. Los líderes obtienen ingresos de las cuotas de los trabajadores y de las empresas. No tienen obligación de presentar cuentas sobre el uso dinero ni tampoco de enfrentar elecciones internas democráticas. Por eso se reeligen constantemente y se enriquecen cada vez más. Utilizan la bandera de la "autonomía sindical" para garantizar su control sobre estas maquinarias de poder y de dinero. Cuando hay algún reto a su negocio, organizan huelgas ilegales, como ocurre en Cananea, o recurren a golpeadores para atacar a los grupos rivales.
La culpa, sin embargo, no la tienen los corruptos sino los legisladores que mantienen en vigor las leyes que les permiten sus expolios. Decenas de propuestas de reforma laboral han sido presentadas ante el Congreso; pero los políticos, que reciben dinero y apoyo de los sindicatos, no se atreven a cambiar el feudal sistema laboral. Saben que es injusto y que empobrece al país, pero a ellos los ha beneficiado.
DESTITUCIONES
En medio de una campaña electoral, el IMSS ha destituido a su delegado en Sonora. Sin embargo, las guarderías de todo el país se encuentran en situaciones tan malas o peores que la ABC de Hermosillo. Habría así que destituir a todos los delegados y a todos los funcionarios del IMSS. Otra opción sería tener mejores reglas de seguridad y aplicarlas, pero esto es demasiado complicado para un año electoral.