Luego de la ejecución en Cancún del general Enrique Tello Quiñones y dos de sus colaboradores, el Ejército, la Armada de México, así como las corporaciones policiacas federales y estatales decretaron una "fase de alerta" en Yucatán, por lo que la vigilancia se ha redoblado en los últimos días.
"No se descarta que los asesinos del general y sus compañeros se hayan refugiado en Yucatán o que estén vinculados con algún grupo criminal que opere en la entidad", expuso el procurador estatal de Justicia, José Pacheco Guzmán.
No obstante, dijo que hasta el momento no hay indicios de que haya vínculos de lo que pasó en Cancún con personas de Yucatán.
Sin embargo, en las carreteras federales y estatales, e incluso en ciudades como Mérida, Valladolid, Tizimín, entre otras, se ha notado un importante reforzamiento de seguridad a cargo de militares, marinos, agentes de la Policía Federal Preventiva y de la Procuraduría General de la República, así como de la Secretaría estatal de Seguridad Pública.
Hasta antes de la ejecución del general Tello Quiñones, el Ejército tenía instalados sólo dos retenes, pero ahora son cinco.
Por su parte, la SSP también incrementó sus puntos de revisión, sobre todo en los Municipios del Oriente del Estado, cercanos a Quintana Roo.
"Siempre que sucede este tipo de sucesos se activa lo que se conoce como un sellamiento peninsular, que involucra a los tres estados (Quintana Roo, Yucatán y Campeche)", manifestó el titular de la SSP local, Luis Saidén.
El jefe policiaco aseveró que hasta el momento no han recibido ninguna amenaza y tampoco tienen conocimiento de que haya relación entre los asesinos del general Tello Quiñones con yucatecos.
Empero, coincidió con el procurador en el sentido de que los sicarios pudieron haber llegado a Yucatán.
"Es algo como lo que pasó en agosto, con los 12 decapitados, cuando algunos de los que participaron en esa matanza huyeron a Quintana Roo", indicó Saidén.
