Basile y los dirigentes tienen una obsesión: incorporar a Federico Insúa.
El club cambió, el plantel también. Los momentos son distintos.
Cuando el 17 de septiembre de 2006, después de poco más de 14 meses de conducción, Alfio Basile dejó de ser el entrenador de Boca Juniors para embarcarse exclusivamente en su nuevo viaje, el seleccionado nacional, prometió regresar. "No me fui y ya empiezo a extrañar", dijo al despedirse frente a más de 50 mil hinchas xeneizes que lo ovacionaban, mientras él levantaba el trofeo de la Recopa Sudamericana, último de los cinco títulos conquistados, ante San Pablo.
Aquel 'hasta luego', entre detonaciones de bombas de estruendo y papelitos azules y amarillos, sucedió en un escenario distinto al que lo recibirá.
Tal como lo informó el periódico argentino 'LA NACION', 'Coco' será el responsable, desde la táctica y la planificación, de que Boca se olvide pronto de un semestre frustrante, que sentenció el ciclo de Carlos Ischia.
El director deportivo xeneize, Carlos Bianchi, y Norberto Recassens, representante de Basile, ayer se pusieron de acuerdo en los últimos detalles económicos. Trascendió que el ex seleccionador embolsará 600 mil dólares anuales, más una serie de premios por metas alcanzadas, como lograr la clasificación para la Copa Libertadores 2010, uno superior por ganar el próximo torneo Apertura y otro más por la conquista de la Copa Sudamericana.
Luego del encuentro que sostuvieron el pasado 13 de junio, Basile y Bianchi no volvieron a verse las caras. Hoy se juntarían nuevamente para comenzar a analizar apellidos concretos para el futuro.
Y mañana por la noche, luego de la aprobación de la comisión directiva, Coco firmará su contrato y será presentado.
Basile, que además necesita recomponer la resquebrajada imagen que dejó tras su renuncia al seleccionado, tendrá el desafío de cumplir con las inmensas expectativas que provoca su llegada.
"Vuelve el whisky, vuelve la alegría, vuelve el Coco" , fue uno de los mensajes que se leyeron el domingo pasado en el estadio boquense. De todos modos, la tarea del director técnico no será sencilla.
Además de hacer jugar correctamente a un equipo que en el primer semestre exhibió escasos momentos de inspiración y recibió un mazazo inesperado como resultado de la eliminación en la Copa Libertadores, deberá solucionar las graves diferencias internas del grupo (especialmente porque Juan Román Riquelme y Martín Palermo, dos polos opuestos, continuarán en el club) y volver a motivar a jugadores que perdieron la brújula. Coco deberá involucrarse personalmente en las relaciones de los protagonistas.
Ya es un secreto a voces: para comprar, primero Boca deberá vender.
De todos modos, Basile y los dirigentes tienen una obsesión: incorporar a Federico Insúa.
El 'Pocho', que junto con sus apoderados intenta desvincularse de América (México), fue una de las figuras del exitoso paso de Coco por la Ribera.
El hombre del vozarrón tabacal ya lo ubicó en un imaginario bosquejo junto con Riquelme en la creación.
