Miguel Cotto no necesita que le recuerden que no es el favorito en la pelea contra Manny Pacquiao. (AP)
Miguel Cotto no necesita que le recuerden que no es el favorito en la pelea contra Manny Pacquiao.
Pactó el combate por la mitad del dinero que recibirá Pacquiao. Accedió a pelear dos libras (un kilogramo) por debajo de su peso habitual sólo para que se realizara el enfrentamiento.
Y pasó meses entrenando para una contienda que, según la mayoría de los expertos, no tiene muchas posibilidades de ganar.
Pero en la última conferencia de prensa previa a la función boxística, el promotor Bob Arum se tomó el tiempo de recordarle a Cotto lo mismo.
"El lo sabe y yo también", dijo Arum. "En esta pelea él no es la estrella del espectáculo".
No, el protagonista es la sensación actual del boxeo, un filipino sereno y cortés que propinó semejante paliza a Oscar de la Hoya que lo obligó a abandonar sentado en su esquina, y que pulverizó a Ricky Hatton con un solo golpe.
Pacquiao es el rostro de esta función, el púgil que canta en la televisión y que paraliza a todos sus compatriotas en Filipinas cada vez que sube a un cuadrilátero.
Sin embargo, también Cotto tiene el apoyo fiel y entusiasta de sus coterráneos. Puerto Rico ha sido durante años un semillero de espléndidos boxeadores, y esta pelea es quizás la más esperada en la isla desde que Félix Trinidad venció por decisión dividida a De la Hoya, hace una década.
En Estados Unidos, entre el furor que ha causado Pacquiao, se ha perdido un hecho importante. En lo que podría ser la pelea del año, Cotto tiene también grandes credenciales que ostentar.
"No quiero ser Manny Pacquiao", espetó el boricua. "Quiero ser Miguel Cotto".
Durante mucho tiempo, el propio Cotto fue una estrella en ascenso, un golpeador implacable que ganó dos títulos, noqueaba a casi todos los rivales y no tenía problemas para agotar las localidades en el Madison Square Garden.
Pero en su camino se atravesó el mexicano Antonio Margarito y Cotto supo lo que era recibir una de las palizas que él normalmente propinaba. Peleó valientemente hasta que el réferi detuvo las hostilidades en el undécimo asalto, tras un tremendo intercambio de golpes.
Fue una derrota en toda la línea, pero su significado se aminoró después, por la sospecha de que Margarito usó un vendaje de yeso dentro de sus guantes, como lo hizo en su siguiente pelea contra Shane Mosley, cuando fue descubierto.
"Cuando se conoció lo de Margarito después de la pelea, me sentí mejor por toda la situación", dijo Cotto.
El puertorriqueño volvió para ganar una pelea de preparación. Luego tuvo que reaccionar para derrotar por decisión dividida a Joshua Clottey en junio, en el Garden. Ante la mirada de Pacquiao junto al ring, Cotto sangró y debió esforzarse al máximo para retener su parte del título de los wélter, poco antes de que comenzaran las negociaciones para la pelea contra el filipino.
Aunque Pacquiao se ha cuidado de no decirlo, su entrenador Freddie Roach considera que Cotto no es el de antes.
"He analizado los videos de Cotto antes y después de la pelea contra Margarito y no es la misma persona", dijo Roach. "Es un buen momento para enfrentar a Miguel Cotto".
En las casas de apuestas se piensa lo mismo: Pacquiao es favorito por 2 y medio a uno en una pelea que se realizará en un peso intermedio de 145 libras (65.7 kilos). Ese peso está dos libras por debajo del límite de los welter, y Cotto accedió a ello para que se conviniera el combate.
Pacquiao quería esa concesión porque es más bajito. Ha ascendido desde las 105 libras (47.6 kilos) y peleó contra Hatton en las 140 (63.5 kilos).
Cotto insiste en que la pelea con Margarito quedó atrás y en que es ahora mejor que antes, pero no sólo hay dudas sobre su confianza, sino acerca de su acondicionamiento físico. Se separó de quien fue su entrenador durante mucho tiempo, a comienzos de este año, y ha recurrido a Joe Santiago, de 32 años y sin experiencia en peleas estelares, para la contienda más grande de su carrera.
Pacquiao, cuyas sesiones maratónicas con los "sparrings" son legendarias, considera que su preparación y el apoyo de su esquina serán relevantes durante la pelea a 12 episodios.
"Es de gran ayuda tener a un excelente entrenador en tu esquina", dijo.
No hay muchas dudas sobre Pacquiao de cara a la pelea, aunque algunos piensan que ha recibido demasiado mérito por sus dos combates anteriores, tomando en cuenta que De la Hoya estaba en el ocaso de su carrera y que Hatton nunca estuvo listo quizás para grandes empresas.
Pero sus credenciales —seis títulos en el mismo número de divisiones durante varios años— y el hecho de que Roach haya logrado que el filipino inflija el mismo castigo con la derecha que con su legendaria zurda, hacen de Pacquiao un contrincante peligroso para cualquiera que lo enfrente.
No sólo parece haber conservado la velocidad pese a subir de peso, sino que conserva el poder de su golpeo, como lo ilustró el tremendo zurdazo que derribó a Hatton en el segundo round de su última contienda.
"Creemos que tenemos ventaja en velocidad y punch", dijo Pacquiao. "Mi velocidad sigue ahí, y si hay velocidad, puede generarse la fuerza".
Cotto tiene también lo suyo —27 nocauts en 36 combates lo atestiguan— y ninguno de los boxeadores piensa mucho en la defensa. La promesa de mucha acción llevó a que se acabaran los boletos en la arena y los promotores consideran que tendrán grandes ingresos en la contratación de la pelea por la televisión, bajo la modalidad de pago por ver. El contrato para ver el combate cuesta 54.95 dólares.
La promesa de devengar al menos 6.5 millones de dólares ayudó a convencer a Cotto para que peleara. Pero la posibilidad de alcanzar la grandeza en el boxeo con un triunfo sorpresivo significa todavía más.
Sabe bien que no es favorito, pero está muy consciente de que un triunfo contra Pacquiao podría convertirlo a él en la gran estrella del boxeo.