El Cuervo. Ave astuta y macabra, inspiración de uno de los autores más obscuros del siglo XIX, Edgar Allan Poe.
Debido a su obra maestra, “El Cuervo”, la ciudad de Baltimore, sitio de la muerte de Poe, el equipo lleva su nombre.
Y le hace honor.
Astuto, agresivo y fúnebre. Ése ha sido el sello de Baltimore desde su llegada a la NFL en 1996. Ahora, la mejor receta para este domingo es atacar a la frágil línea ofensiva en pos de la cabeza de Ben Roethlisberger, quarterback de los Acereros de Pittsburg, quien es propenso a errores y será el blanco de las peores intenciones de los tremendos defensivos.
“¡Profeta! —grité—, ¡ser malvado, profeta eres, diablo alado!”.
Una de las defensas más agresivas llevó al equipo al título en 2000, imponiendo records de puntos admitidos (165) de la mano de Ray Lewis.
En aquella ocasión, los Cuervos, entraron a la postemporada como comodines, y se abrieron camino hacia Tampa Bay, sede del Super Bowl XXXV.
“¡Profeta! —grité—, ¡ser malvado, profeta eres, diablo alado!. Por el Dios que veneramos, por el manto celestial, dile a este desventurado si en el Edén lejano, a Leonor, ahora entre ángeles, un día podré abrazar”.
Leonor, o el Super Bowl. El ave profética de Poe está siguiendo no sólo los mismos pasos, sino la misma receta de precisamente hace ocho temporadas. Y ahora debe medirse a su némesis, un equipo similar a ellos, los Acereros.
“¡Ah, recuerdo tan claramente aquel desolado diciembre!. Cada chispa resplandeciente dejaba un rastro espectral”.
En diciembre pasado, los Acereros vencieron por segunda vez a Baltimore en la campaña, asegurándose el título del Norte AFC y acrecentándo la rivalidad y el odio de cara al juego por el pase al Super Bowl.
“Sin duda —dije—, repite lo que ha podido acopiar del repertorio olvidado de algún amo
desgraciado”.
Los Cuervos, astutos como ellos solos, han llegado hasta el juego por el campeonato de la AFC a base de intimidación, robos y abusos a sus presas.
Primero, fueron los Delfines de Miami a los que les robaron cinco veces el balón, luego de que habían llegado a la ronda de comodines como el segundo mejor equipo protegiendo el ovoide con un radio de más 14.
En seguida, el vuelo fúnebre de los Cuervos le robó el balón tres veces al equipo con el mejor registro, e índice de balones perdidos de la NFL, los Titanes.
Tal fórmula, ha ayudado al joven pasador Joe Flacco a convertirse en el primer novato en ganar dos juegos de playoffs, y buscará mantener esa racha en Pittsburgh, equipo que le propinó dos de sus cinco derrotas. “Ni rastro de tu plumaje en recuerdo de tu ultraje, quiero en mi portal! ¡Deja en paz mi soledad!”.
Una soledad fúnebre que pesa sobre el negro plumaje de los Cuervos, incapaces de elevar el vuelo en siete de sus últimas ocho visitas a Pittsburgh.
Si la defensa es anulada por el ataque de Pittsburgh, en clara mejoría en las últimas dos semanas, el cuervo resignado tendrá que graznar: “Nunca más”.