Las crisis que inició ya desde hace casi dos años en los Estados Unidos derivada de la excesiva, descontrolada y mal fundamentada colocación de créditos hipotecarios que llevó a la quiebra técnica a casi la mitad de los bancos en el vecino país del Norte y que al quebrar los bancos, no recuperar su cartera, evidenciaron la manera tan artificial en que la economía norteamericana se había sustentado en los últimos años.
De esa crisis vino después la quiebra de dos de las empresas automotrices iconos de la industria americana: General Motors y Chrysler, evidenciando una severa caída en el consumo de los norteamericanos amén de un severo desempleo.
Ante todo ese panorama, el Gobierno norteamericano tuvo que entrarle al quite "inyectando" cientos de millones de dólares tanto a los bancos como a las automotrices que no es otra cosa que prestándoles dinero para después convertirlo en acciones, de esa manera el Gobierno americano pasaba a ser co-dueño de las empresas (las nacionalizaba temporalmente) para después (unos meses y ya saneadas las finanzas) vender las acciones y de esa manera recuperar el dinero que a fin de cuentas pertenece a los contribuyentes norteamericanos.
Sin embargo, esas "inyecciones" de dinero por parte del Gobierno de los Estados Unidos provocan un aumento en el circulante (o cantidad de billetes) en el mundo y la pregunta es: ¿con qué respaldo entran esos cientos de millones de dólares a la economía mundial?, la respuesta es que con casi ninguno.
Y es que, desde la desaparición del patrón oro, y el creciente y boyante consumo de la economía norteamericana hicieron que el dólar americano pasara a convertirse en la moneda de uso común en el mundo ya que todo el mundo (así literalmente) quisiera tener comercio con los Estados Unidos. Esto hizo que la mayoría de las economías del orbe (sobre todo las de los países subdesarrollados) tuvieran y tienen que acumular dólares (reservas) a fin de dar valor a sus propias monedas. Al fin y al cabo, al demandar dólares otros países, sólo para guardarlos, da como resultante que los Estados Unidos puedan poner a circular su moneda casi sin ningún control y sobre todo, como lo he mencionado, sin respaldo alguno.
El pero ahora es que, al caer en recesión la economía norteamericana y desplomarse el consumo de la misma, provoca que todos los países que le venden materias primas, bienes y servicios, simple y sencillamente no tengan compradores y la recesión se expanda por el planeta y por ende, el tener dólares guardados no tenga tanto sentido y se prefiera tener monedas de otros países con los cuales pudiera tenerse intercambio comercial, en el inter, el dólar se devalúa llevándose entre "las patas" a todas las monedas que fundamentan su valor en la cantidad de dólares que poseen como es el caso de nuestro peso mexicano.
Ante esta pérdida de valor del dólar en el mundo, ya son varias las voces especializadas que claman cambiar el patrón dólar como base de las economía mundial y recomiendan utilizar la referencia de los Derechos Especiales de Giro (DEG) o (SDR por sus siglas en inglés: Special Drawing Rights) que no son otra cosa que una "canasta" de divisas del mundo que juntas representarían mejor a la economía del planeta. Los DEG fueron creados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) desde la década de los setenta, han sufrido varias modificaciones en su composición, pero hoy en día la composición de un DEG es de un 39% de dólares americanos, 32% de Euros, 18% de yenes japoneses y 11% de libras esterlinas.
Los DEG no son una moneda como tal, son sólo una referencia pero si las reservas de México se empezaran a manejar en DEG→ s y no únicamente en dólares, el peso mexicano resistiría mejor los vaivenes de la economía, sería más estable su paridad frente al dólar y por ende tendríamos una economía con menos sobresaltos. De hecho, la ponderación y composición de los DEG se revisa cada cinco años y será a fines del 2010 cuando el FMI revise su composición, ante esto ya algunas voces piden la inclusión del yuan chino como parte de los mismos, toda vez que hoy China pasa a ser ya la primera economía del mundo.
El autor es rector de la Universidad Internacional Mexicana. Durango rodolfo.luna@uimdgo.com
