SENSIBLE. Este Santa ha vivido la temporada desde otra perspectiva, la de escuchar a los niños.
Roberto González trabaja en un club de precios, en el departamento de congelados y durante un mes dejó el frío de los pavos, piernas y productos de temporada navideña para llevar hasta los pequeños que visitan su centro de trabajo el frío del Polo Norte y a la vez, la calidez del hombre que recompensa a los niños que mantienen una buena conducta con sus padres y en la escuela durante todo el año.
En las botas de Santa
Para este Papá Noel la experiencia también ha resultado gratificante "es muy padre la experiencia, siempre había querido sentir qué se siente ser Santa y cuando te caracterizas te transformas al ver a los niños, a los chiquitines, diciéndote que quieren juguetes, tráeme una bici, un carrito; a su edad el anhelo de querer ver a Santa para pedirle los regalos y ahora entiendes a los niños, la alegría que sienten, los comprendes, se siente padre la experiencia".
Pánico escénico
Roberto agregó que la experiencia también le resultó un poco intimidante al acudir a un jardín de niños y una primaria. "Visitamos una primaria que recibe a niños con alguna discapacidad y a todos les gustó mucho el ver a Santa, se emocionaron y conviví con ellos. También fuimos a un Jardín de Niños y hasta tuve un poco de pánico escénico, los niños estaban felices. Todos querían abrazarme y decirme que querían de regalos".
El recuerdo más grato de la Navidad para este Santa: "Yo añoraba siempre tener un juguete y en mi casa me decían a lo mejor no viene Santa a lo mejor sí, pero hay que estarse al pendiente. Mis padres me jugaban la broma, pero siempre tenía regalos y casi llorando de la felicidad los abría porque pensaba que no me iban a llegar, pero siempre tenía".
Una larga barba blanca, anteojos y un gorro navideño cubren el rostro del estudiante de 20 años Víctor Manuel Torres, quien cursa la licenciatura de Idiomas en el Tec Laguna.
Durante 30 días, Víctor personificará a Papá Noel, escuchará sus pedidos, los juguetes anhelados, se tomará fotos con los pequeños y deseará Feliz Navidad a los niños y sus familias.
Se divierte
Víctor, un Santa joven, que lleva saludos a los pequeños, decidió trabajar como el hombre del Polo Norte en un centro comercial de Torreón para utilizar su paga en sus estudios. "Lo que me motivó fue el pago, que lo voy a utilizar en mis estudios. Le compraré un regalo a mi sobrino y el resto será para pagar cosas de la escuela", comentó el estudiante.
Para él, es la primera vez que personifica a Santa y la experiencia ya acumula gratos recuerdos y eventos que lo han marcado. La experiencia ha sido "divertida, entretenida. Trabajo de 12 del medio día a 9 de la noche y vienen muchos niños, los saludo, les pregunto qué van a querer de juguetes y los invito a que se tomen la foto y les digo que se porten bien todo el año", dice el joven Santa Clós, a quien los pequeños le han pedido en mayor medida bicicletas y algunos juguetes de caricaturas.
Ropa y salud
Pero las experiencias que han conmovido a este Santa son: "vino un señor como de 50 años que vive en la calle, que seguramente conserva el sentimiento y me trajo una carta en la que me pide ropa. Ha sido una de las experiencias que más recuerdo porque es raro ver a una persona grande que tenga este sentimiento. También vino un niño que me dijo que no quería juguetes sino que se recuperará su mamá porque estaba enferma".
Alejandro Campos, además de colaborar en las empresas familiares, las cuales tienen distintos giros: la distribución de material industrial, herramientas y equipos para la construcción y la fabricación de sabanas, también labora de manera eventual como animador en diferentes carpas que se dedican a la venta de teléfonos celulares.
Ilusión
Pero en esta ocasión la experiencia es diferente "pidieron un Santaclós que estuviera animando, tengo tres años trabajando en las carpas de la empresa. Invito a que la gente se acerque, compre, y este año pidieron que estuviera vestido de Santa".
Alejandro vive la experiencia de ser un Santa en colores diferentes, su traje es azul con blanco, pero la barba, anteojos, gorro y botas se mantienen, al igual que los pequeños que acuden a él para decirle lo que desean de regalo de Navidad.
"La experiencia ha sido grata porque es lindo ver a los niños con la ilusión de algo, el cómo se te acercan, como todavía tienen ese ángel que uno como grande lo pierde, es sorprendente. Me tocó que vino una niña y la niña estaba fascinada por estar cerca de Santa. Me sorprendió porque me dijo te voy a decir algo Santa: 'yo soy seguidora y creo mucho en el espíritu navideño", comentó el Santa con traje azul.
Sentimientos
"Te envuelves en el personaje, dejas de ser tú un rato y te haces Santa. Es bonito estar cerca de los niños que tienen el espíritu navideño hay muchas cosas que se dicen, que fue algo de mercadotecnia, y otras, pero al final es una buena temporada como para sentir algo lindo y estar más cerca de tus familiares. Yo creo que hay que sacar ese espíritu bondadoso que traemos dentro y que a veces olvidamos".