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Catastrofista

JAQUE MATE

Sergio Sarmiento

"No quiero ser catastrofista, pero hay que prepararse para prever y no estar viendo las consecuencia después."

Carlos Slim

Ya nadie está hablando del "catarrito". El secretario de Hacienda, Agustín Carstens, nos recuerda que es doctor en economía, pero no en medicina. El propio presidente Felipe Calderón reconoció en Davos que sería muy difícil que, ante el contagio internacional, a México no le diera también una neumonía. Días después, sin embargo, el propio mandatario pidió evitar el catastrofismo.

Carlos Slim, quizá el empresario más exitoso de México, ha respondido al presidente diciendo: "No quiero ser catastrofista, pero..."

Este “pero…” ha sido largo y dramático. El 9 de febrero el ingeniero Slim se presentó en el foro “México ante la crisis: qué hacer para crecer” del Senado y señaló: “Se va a caer el empleo–dijo- como no teníamos noticia en nuestra vida, sólo la historia de los años treinta. Van a quebrar las empresas, muchas chicas, medianas, grandes; van a cerrar los comercios; va a haber locales cerrados por todas partes; los inmuebles van a estar vacíos.”

No es Slim, por supuesto, el único empresario o político en ofrecer una visión catastrofista de la actual crisis. En el Foro Económico Mundial de Davos de fines de enero, George Soros, el controvertido financiero al que se le atribuye haber quebrado el Banco de Inglaterra en 1992, afirmó que habrá que esperar una década para que la economía de Estados Unidos pueda crecer un 3 por ciento sostenido al año. También Andrés Manuel López Obrador ha adoptado la posición de "No quiero ser catastrofista, pero..."

Es más saludable, por supuesto, tener una visión pesimista que una optimista. Si esperamos que las cosas vayan mal, pero al final no resultan tan malas, las precauciones que tomemos no le provocarán un daño al país o a las empresas. En cambio, si esperamos una recesión ligera y enfrentamos un desplome, el resultado puede ser una verdadera catástrofe.

Las previsiones de crecimiento para México en este 2009 se han venido ajustando a la baja en los últimos meses. De un pronóstico de 3 por ciento de expansión, se ha bajado gradualmente a 1.8, 1.5, 1, 0 y -1. Los peores pronósticos prevén una baja de 2 por ciento en 2009.

En 1995, en contraste, la economía mexicana cayó 6.1 por ciento (series estadísticas con base en 1983 del Banco de México). De no ser por un alza muy importante en las exportaciones, por la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y la devaluación del peso en un momento de expansión de la economía estadounidense, la caída habría sido incluso superior. Entre 1982 y 1987, por otra parte, la economía mexicana registró una recesión de seis años, con caídas del Producto Interno Bruto de 4.2 por ciento en 1983 y 3.7 por ciento en 1986 (Estadísticas históricas de México, INEGI, 1994).

Si realmente la economía mexicana se contrae entre 1 y 2 por ciento en este 2009, los mexicanos estaremos sufriendo una nueva y penosa recesión. Pero no será tan profunda como la de 1995, a menos de que el PIB caiga más de 6.1 por ciento, ni tan prolongada como la de 1982-1987, a menos de que la crisis se prolongue más de seis años. Nadie puede estar seguro de que la crisis no será tan profunda o prolongada, pero hasta este momento ningún economista que yo conozca está planteando un desplome superior al de 1995 o una recesión de más de seis años.

Claro que Slim no se ha hecho rico juzgando mal las crisis económicas. Su fortuna es producto en buena medida de que ha sabido comprar empresas en momentos difíciles para volverlas rentables. No es un hombre que pueda uno darse el lujo de no escuchar. En Estados Unidos la crisis económica podría llegar a ser la peor desde la Gran Depresión, pero todavía falta para que lo sea.

Estados Unidos ha registrado 12 recesiones desde 1945, según la Oficina Nacional de Investigación Económica (conocida como NBER por sus siglas en inglés). En 1974-1975 la economía de Estados Unidos cayó 4.9 por ciento; en el cuarto trimestre de 1981 lo hizo también 4.9 por ciento y en el primer trimestre de 1982 en 6.4 por ciento (About.com: Economics). En este 2009 las peores predicciones son de una caída de entre 2 y 3 por ciento. En 1973-1975 y 1981-1982 la NBER registró 16 meses de recesión. Hoy llevamos 13 meses, pero lo más probable es que la recesión se prolongue varios meses varios meses más.

En México, país en que los gobiernos han manejado tan mal la economía durante décadas, no parece que nos aproximemos a una caída tan severa como la de 1995 o tan prolongada como la de 1982-1987. Ciertamente resentiremos una fuerte neumonía.

Pero hasta el momento no parece realista la opinión de Slim de que estamos entrando a la peor crisis desde la década de 1930.

PLAN DE RESCATE

El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, presentó ayer formalmente el plan de rescate financiero del Gobierno de Barack Obama. Los mercados bursátiles, sin embargo, se desplomaron. Entendieron que Geithner y Obama están ofreciendo la misma medicina que George W. Bush, sólo que en mayor cantidad. Ante una crisis provocada por un gasto excesivo financiado por crédito, están proponiendo más gasto y más deuda. www.sergiosarmiento. com

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