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Chapulines

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Luis F. Salazar Woolfolk

El fenómeno chapulín que implica brincar de un puesto público a otro sin haber concluido el término de gestión que corresponde al primero, es un vicio creciente y alarmante de nuestra vida pública.

Es cierto que no existe impedimento legal para dicha práctica y es lógico, puesto que es sano evitar en lo posible restricciones a las candidaturas a los cargos de elección, en aras de ofrecer el más amplio abanico de posibilidades a los sufragantes. Sin embargo esta práctica al generalizarse ha pasado a ser un abuso, que plantea un problema que si bien no es de naturaleza legal, sí lo es de carácter político y administrativo de orden funcional, que deteriora el desempeño de las instituciones en agravio de lo ciudadanos.

En la actualidad en nuestra región existen dos ejemplos extremos al respecto: el de Eduardo Olmos Castro en el caso de Torreón en el Estado de Coahuila y el de Ricardo Rebollo Mendoza, en el caso de Gómez Palacio en el Estado de Durango.

Eduardo Olmos se postula como candidato a diputado local por el Partido Revolucionario Institucional, bajo los reflectores mediáticos obtenidos en la Dirección de Desarrollo Regional, en la que se destinaron abundantes recursos públicos a posicionar su imagen.

Una vez electo diputado se separa del cargo a los quince días de haber rendido protesta, sin cumplir uno solo de los compromisos que en materia legislativa hizo con el electorado durante su campaña, lo que le acarrea fuertes y justificadas críticas a las que contesta el interpelado con un increíble: “estoy respondiendo al proyecto del gobernador Humberto Moreira…”.

Vemos en esta confesión, el sometimiento a un plan político por llevar al seno del Congreso a diputados dóciles al mando del gobernador, que en forma caprichosa utiliza funcionarios de su Gobierno como piezas intercambiables para controlar el Poder Legislativo, que de esta suerte ve vulnerada su autonomía en menoscabo del principio de división de poderes.

Olmos Castro vuelve a Torreón y después de un paso meramente mediático por las aulas de la Facultad de Ciencias Políticas, regresa a la Dirección de Desarrollo Regional que abandonó durante la última campaña, para entrar a la carrera por la Presidencia Municipal de Torreón, todo ello disponiendo de cuantiosos recursos y obedeciendo al proyecto político del gobernador Moreira.

Esta perniciosa maniobra revela que para la facción gobernante en Coahuila, la toma y mantenimiento del poder es el fin en sí mismo y único de la política, al que le están sometidas las funciones del Estado es decir, la legislativa del Congreso y la administrativa de la Dirección de Desarrollo Regional, pues pensar que esta última puede ser abandonada y reasumida en la forma en que Olmos lo hace, revela que la dependencia es sólo una pasarela electoral.

Hasta la Universidad Autónoma de Coahuila sale embarrada en este juego de posicionamiento del candidato estrella, pues resultaría interesante que Olmos acreditara que como cualquier hijo de vecino, llevó a cabo todos los trámites para su ingreso a la UAC: hacer fila para sacar ficha, presentar examen de admisión, etcétera.

En el caso de Ricardo Rebollo ocurre algo semejante. El novel alcalde deja el cargo a la mitad del camino, para ir como candidato del PRI a diputado federal. Anuncia que su proyecto de Gobierno continuará aunque él esté ausente y para ello, sin tener facultades legales propone con frívolo desparpajo al Congreso de Durango, que deje en su lugar con carácter de provisional a su amigo Mario Alberto Calderón Cigarroa, por si se le ocurre volver a ocupar la alcaldía después de las próximas elecciones federales, como lo ha hecho Olmos Castro en el caso de Torreón.

Sea cual fuere el desenlace de esta historia de política ficción, la pretensión de Rebollo de erigirse en cacique de Gómez Palacio es vana ilusión, porque ese espacio aún sigue ocupado y en Durango como en Coahuila existe un gobernador priista que tiene su propio proyecto del cual Ricardo es una pieza: Se aprovechan los reflectores mediáticos que el dinero del Municipio ha puesto sobre Rebollo para impulsarlo al Congreso, y el proyecto de Ismael Hernández Deras se fortalece, porque asegura una curul para su partido y aleja al único lagunero que le puede estorbar en el control de la sucesión a nivel estatal.

Correo electrónico: lfsalazarw@prodigy.net.mx

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