Hoy cierro un ciclo que inicié hace casi una década. En 1999 fui invitada a colaborar en El Siglo de Torreón con una columna semanal; hoy doy por terminada esta etapa, porque adquirí nuevos compromisos profesionales que me impiden dedicarle el tiempo suficiente a la reflexión y el análisis que merecen las y los lectores de este medio cuyo prestigio es incuestionable. Me despido, pues, con palabras de agradecimiento.
En primer lugar agradezco a la señora Olga de Juambelz la invitación a compartir mis comentarios con habitantes de la Comarca Lagunera. El respeto y la libertad con la que pude escribir impulsaron mi crecimiento profesional y permitieron que mis letras tuvieran un eco que me trajo enormes satisfacciones. Gracias, con todo el corazón.
Agradezco al personal de este importante periódico. Desde la Dirección, la Administración o la Redacción, invariablemente recibí un trato amable, respetuoso y eficiente. Me siento orgullosa de pertenecer a esta familia, a la cual no abandonaré del todo, porque continuaré en las páginas de Siglo Nuevo.
Agradezco a mis lectores y lectoras. A quienes siguieron semana a semana mis letras, a quienes lo hicieron eventualmente, a quienes enviaron mis reflexiones a sus amistades, a quienes me escribieron para darme a conocer su propia visión respecto a un tema, a quienes disintieron de manera respetuosa y firme. Escribir es apenas construir la mitad de un puente; gracias por construir la otra mitad, que es la que nos permitió encontrarnos en la mitad del camino.
Me siento muy agradecida con la vida por la oportunidad de compartir con ustedes a lo largo de nueve años mi visión, mis sentimientos, mi percepción respecto a los acontecimientos que nos han tocado vivir. Lo hice desde lo que soy: una mujer que asiste y participa de lo que sucede en su época con enorme curiosidad, interés, deseos de entender, preocupación, frecuentemente indignación y una inquebrantable confianza en que un mundo mejor es posible en la medida en que más personas pongan su grano de arena para construir una sociedad igualitaria, tolerante, respetuosa y pacífica.
Yo seguiré poniendo mi grano de arena desde otros espacios, que por el momento no atraviesan por la página editorial semanal. Pero estoy segura que volveremos a encontrarnos de algún modo, en alguna parte, algún día. Mientras eso sucede, le agradezco profundamente que me haya acompañado en este tramo del camino.
Gracias y hasta pronto.
Apreciaría sus comentarios: cecilialavalle@hotmail.com
