La información que nos llega sobre Ciudad Juárez es cada vez más alarmante. Pareciera que las notas que se originan allá correspondieran al Beirut de fines de los setenta, el Medellín de los años ochenta. Reflejan una sociedad que vive según la Ley de la selva, que se enfrenta al miedo cotidiano, que no sabe lo que es la paz y la tranquilidad. Que se despide de familiares y amigos sin saber si los volverá a ver.
La sociedad juarense, desgarrada por una violencia inconcebible en un lugar que técnicamente no se encuentra en una zona de guerra, ha decidido reaccionar. Una marcha pidiendo paz logró reunir a miles de ciudadanos. Pero a los delincuentes no suele ablandárseles el corazón con mantas, coros y velas encendidas.
Quizá sea Ciudad Juárez el mejor ejemplo de la descomposición de la sociedad mexicana, una descomposición que viene de mucho tiempo atrás, y que es el resultado de la ineptitud gubernamental, la impunidad generalizada, el cinismo de una población que no cree en nadie, y la corrupción de todas las instancias públicas. No nos llamemos a engaño: lo que está ocurriendo en Ciudad Juárez es resultado de todo lo que como nación hemos dejado de hacer. Y también es una advertencia: lo mismo puede ocurrir en cualquier ciudad de México. Grande o pequeña. Urbe o pueblo, como ocurre ya en algunos municipios de Zacatecas o Michoacán o Chihuahua, en donde el crimen organizado es el que manda.
Por supuesto, la mala fama de Ciudad Juárez no es ninguna novedad. Arrancó hace algún tiempo por la notoriedad que cobraron los feminicidios. Y se ha acrecentado, porque ahora no sólo las mujeres jóvenes y sin familia son un posible blanco; sino cualquier persona, del género y la condición social que sea. Hoy la sociedad juarense vive en el miedo permanente.
Como reflejo del eco que tan terrible situación está teniendo, dos datos: por un lado, varias organizaciones civiles y empresariales de Juárez solicitaron a Naciones Unidas el envío de tropas de paz (los famosos Cascos Azules) para tratar de imponer el orden. La solicitud soslaya que los Cascos Azules no pueden cumplir una misión de ese tipo, sencillamente porque técnicamente no hay paz que mantener ni ejércitos en contienda qué separar. Los juarenses deben olvidarse de cualquier ayuda internacional.
Por otro lado, en Francia y España ha empezado a circular un cómic titulado "Luchadoras", realizado por la dibujante gala Peggy Adam, producto de su contacto personal y cercano con la dolorosa realidad juarense. En el cómic, Adam trata de darles voz a las mujeres desaparecidas y asesinadas en la ciudad fronteriza, para que en Europa se entienda la barbarie que se vive diariamente en Juárez.
Y ésas son las noticias que circulan sobre México. Y no son sino la triste realidad.
