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Clase media calcetín

EL COMENTARIO DE HOY

Francisco Amparán

Pareciera que es un dato ultrasecreto, en vista del silencio que pesa sobre el asunto. O quizá sea tan obvio que nadie se molesta en plantearlo o discutirlo. Pero la verdad es que el objetivo último de los gobiernos dignos de ese nombre, y de una buena proporción de la sociedad, es que la mayor cantidad posible de la población pertenezca o siga perteneciendo a la clase media.

Y es que se habla mucho de "proteger a las clases populares" (los pobres, se entiende) y que todos los esfuerzos deben estar dirigidos a ellos. Lo que no se dice es quién va a proteger a la clase media

En esto, como en tantas y tantas cosas, mucho depende de apreciaciones, puntos de vista y hasta nivel de autoestima. Y para no meterse en camisa de once varas, hay quienes a su vez hacen una subdivisión medio mafufa, de manera tal que hay clase media alta, clase media media, y clase media baja. De nuevo, cada quién se ubica donde le gusta o cree pertenecer; pero el hecho incontestable es que una mayoría de México no es pobre. O al menos, no se considera tal.

Aunque no le guste al PRI, en el último siglo ha habido dos periodos fundamentales de creación de clase media: durante la última fase del Porfiriato; y en los últimos veinte años. Sí, los años de crecimiento al 6% y del desarrollo estabilizador, que tanto cacareaban los gobiernos emanados de la Revolución, en realidad fueron bastante raquíticos en cuanto a empujar para arriba en la escala socioeconómica a la masa de la población. Curiosamente es durante periodos en teoría críticos (básicamente, después de la firma del TLC) en que más mexicanos dieron el brinco de ser pobres a ser algo más que eso. Gente que hace quince años no tenía refrigerador o ni siquiera energía eléctrica, ahora ha de andar cambiando fusibles a cada rato por las sobrecargas ocasionadas por televisión, tostador, microondas, cargador del celular y vaya uno a saber qué tantas anchetas más o menos sofisticadas.

Por supuesto, éste sigue siendo uno de los países más injustos del mundo. Pero hasta en eso hemos mejorado. Antes estábamos al nivel de Brasil, en términos de la relación entre el ingreso de los más ricos y los más pobres. Pero ahora el país carioca nos gana de calle

Como que hay que echarle un vistazo a estos datos para tener una perspectiva más clara de qué es México... y no dejarnos llevar por la creencia de que seguimos viviendo en un país reflejado en las películas de Pedro Infante; o peor todavía, de Fernando de Fuentes.

Y no: ojo, ese México ya no existe.

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