Tragedia. En la imagen se observa una casa destruida por el fuego en Kang Lake, al Noreste de Melbourne, Australia. Al menos 700 hogares han sido consumidos por un incendio que ha arrasado unas 300 mil hectáreas de terreno.
Poblaciones enteras fueron borradas del mapa por fuegos forestales que han arrasado el Sureste de Australia, matando a personas dentro de sus casas y automóviles en el incendio más mortal en la historia del país, con 128 decesos oficiales hasta ayer.
Las altas temperaturas, de hasta 47 grados centígrados (117 Fahrenheit), combinadas con vientos potentes generaron condiciones de horno que alimentaron el fuego masivo que se extendió por un largo trecho del estado de Victoria, al Sureste del país, donde han ocurrido todos los fallecimientos.
El portavoz del Departamento de Desarrollo Sostenible y Ambiente del estado, Geoff Russell, dijo ayer que las 108 muertes están confirmadas.
Las autoridades se encontraban contando más víctimas cuando avanzaron más allá en una enorme zona chamuscada por las llamas que afectaron el estado de Victoria durante el fin de semana.
"El infierno con toda su furia ha visitado a las buenas personas de Victoria en las últimas 24 horas", afirmó el primer ministro australiano Kevin Rudd, mientras visitaba la zona devastada. "Es una tragedia sorprendente para toda la nación", agregó.
El primer ministro del Estado de Victoria, John Brumby, que también se presentado en varios lugares afectados por el fuego, avisó que la situación sigue fuera de control y pidió prudencia a los habitantes de la zona.
"Un número importante de incendios muy serios arde fuera de control. Tomará varios días conocer esta situación", dijo Brumby, quien teme que el número de víctimas aumente en las próximas horas, debido al alto número de heridos graves hospitalizados.
Al menos 700 casas han sido destruidas por el fuego, que ha obligado a los habitantes de la región a huir de sus casas.
La cifra oficial de muertos llegó ayer a los 128 en 20 localidades, dijo la Policía en un comunicado. Se teme que el número aumente, dijeron las autoridades. Al menos hay 80 hospitalizados con quemaduras, informó el Alfred Hospital, uno de los mayores en la zona del incendio.
Australia sufrió 75 muertos por los incendios forestales del año 1983.
Miles de voluntarios agotados aún seguían luchando contra unos 30 incendios fuera de control ayer en Victoria, agregaron las autoridades, aunque las condiciones han mejorado considerablemente.
Sin embargo, aún podrían pasar días antes de que el fuego pueda ser controlado, incluso si las temperaturas se mantuvieran bajas, agregaron las autoridades.
El primer ministro del Estado de Victoria, John Brumby, acordó ayer con Rudd que el Ejército se una a los tres mil bomberos y miles de voluntarios que combaten las llamas y atienden a las víctimas.
"Van a proporcionar colaboración y logística. Van a contribuir con carburante, apoyo logístico, maquinaria pesada, algo de personal y la asistencia en el control de las situaciones muy difíciles", detalló Brumby.
La Policía indicó que se ha visto impedida de alcanzar algunas zonas calcinadas por el fuego para confirmar los detalles de los fallecimientos y hacer cálculos de pérdida de propiedades.
Según testigos, casi el 90 por ciento de los inmuebles de Marysville, una comunidad de 800 personas localizada a 35 kilómetros al Oeste de Kinglake, estaba en ruinas.
Destinan recursos a afectados
El primer ministro australiano, Kevin Rudd, anunció ayer la creación de un fondo dotado con seis millones de dólares para ayudar a las víctimas de los incendios en el Sureño Estado de Victoria.
Cada adulto afectado por el desastre natural recibirá mil dólares australianos, más 400 dólares por cada niño que esté a su cargo, según anunció el jefe de Gobierno, durante una visita que realizó ayer a la zona.
La tragedia ha conmovido a todo el país. Los dirigentes de otros estados, muchos de los cuales han sufrido incendios catastróficos antes, prometieron enviar dinero y bomberos voluntarios a combatir el fuego.
Las cuentas abiertas apenas ayer para recibir donaciones del público rápidamente comenzaron a aumentar notablemente.
"Es devastador. Hemos perdido todo. Nuestro pequeño pueblo desapareció veinte minutos después de que abandonáramos. Probablemente, el 95 por ciento de las casas ha desaparecido", dijo la australiana Raylene Kincaide, residente en Narbethong.
Los bomberos luchan contra nueve frentes en Victoria, algunos provocados y otros iniciados la noche del sábado debido a una tormenta eléctrica que no descargó lluvia, pero sí numerosos relámpagos.
La situación también es crítica en el vecino estado de Nueva Gales del Sur, con 59 incendios forestales, y donde las altas temperaturas dificultan las tareas de control y extinción.
Los meteorólogos han previsto hasta 43 grados de temperatura en el Oeste del Nueva Gales del Sur, una situación agravada por los fuertes vientos que han hecho incontrolables al menos diez focos.