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Colección Crucero 2010 de Lanvin, un aire tropical

Materiales suntuosos y accesorios llamativos.

Materiales suntuosos y accesorios llamativos.

EL UNIVERSAL

Pensar en Lanvin es evocar la imagen de una mujer elegante y soñadora. Adjetivos como el buen gusto, la feminidad y la sofisticación siempre han estado asociados con la marca fundada en 1889 por Jeanne Lanvin -la más antigua aún vigente del mundo de la moda-, sin embargo, las piezas de la colección Crucero 2010 están colmadas de un aire tropical nunca antes visto en la historia de la firma francesa.

El autor, sin duda, es el director creativo que ha hecho renacer el encanto de la maison desde 2001: Alber Elbaz. El originario de Casablanca, Marruecos, se ha inspirado en Acapulco para realizar esta antología única. Sí, la bahía guerrerense es el punto focal de las prendas, pero retomada desde una perspectiva diferente, con un aire retro-chic.

Alber creó su propia versión de la mujer que se pasea por la playa mexicana, trayendo de vuelta el glamour que la caracterizó hace ya varias décadas.

Para este diseñador, Acapulco no es sinónimo de bikinis, pareos y accesorios que parecen sacados de una fotografía technicolor, al contrario. Elbaz ha creado un universo cálido en donde el look bohemio lleva la delantera.

El alboroto de la crítica ha hecho de esta colección una de las más exitosas, aún cuando su venta se planea hasta el próximo año. Incluso, ya es posible ver a algunas celebridades luciendo estos diseños de la firma. Las actrices Kate Bosworth, Carey Mulligan y Chloe Sevigny se encuentran entre las afortunadas.

Sin embargo, dicha antología cuenta con un interesante trasfondo que la ubica más allá de una simple tendencia para la temporada vacacional.

El hecho de que Elbaz haya tomado al puerto guerrerense como referente no es un mero capricho del icono de la moda, sino que se trata de un paso importante que determina la continua evolución del creativo marroquí, tanto en el ámbito del diseño como en el personal.

 LA OTRA VERSIÓN

Actualmente y de la mano de esta última colección, el diseñador -sin pretenderlo- dibujó un panorama diferente de nuestro país a nivel internacional. Incluso, la crítica de moda de Style.com, Nicole Phelps, comenzó su reseña del desfile diciendo: "El organismo encargado del turismo en México debería considerar el contratar a Alber Elbaz como portavoz para traer de vuelta a los vacacionistas a ese puerto".

De hecho, la colaboradora de la revista Vogue, Filipa Fino, dijo que "el estilismo propuesto por el creativo la había hecho sentir como si Acapulco estuviera a la vuelta de la esquina".

Lo cierto es que los componentes de Lanvin Crucero 2010 exponen un concepto playero que se atreve a hacer a un lado a sus supuestos básicos. En el Acapulco de la maison no hay cabida para trajes de baño, atrevidos bikinis, shorts, ni escotes pronunciados. Vestidos satinados, jumpsuits de lentejuela, faldas con volumen y pliegues, y hasta vestidos de novia, se erigen como protagonistas. Asimismo, accesorios traducidos en sombreros de paja, collares de flores y flats fabricados en rafia se utilizan para traer de vuelta el ambiente que rodeaba al puerto durante los años 60, cuando era visitado por acaudalados turistas mexicanos, estadounidenses y jet setters europeos.

A simple vista, pareciera que Elbaz se inspiró en un destino como Saint Tropez y no en el puerto guerrerense; no obstante, hay que recordar que el eje de una colección se transcribe en detalles que pueden pasar desapercibidos.

La película de Elvis Presley, Fun in Acapulco (Diversión en Acapulco), fue, sin duda, uno de los puntos de partida para Alber, quien además se decantó por tonalidades salidas de la típica flor de bugambilia y el colorido del atardecer.

La pasarela se realizó a manera de sesión fotográfica y estuvo protagonizada por las modelos Emma Karlsson, Elsa Sylvan y Kim Noorda.

 LO QUE ELLAS QUIEREN

La visión de Elbaz ha sabido entender el complejo mundo de las mujeres, volviéndolas a dotar de cualidades que parecían haberse perdido en algún punto de la revolución femenina.

La llegada del modisto, de 48 años, a la firma gala representó un parteaguas dentro de la industria, la cual se encontraba inmersa en una faceta conceptual enfocada en la realización de prendas vanguardistas, pero carentes de encanto, desposeídas de la dulzura propia de la feminidad a ultranza.

Según palabras del propio Elbaz, su labor se limitó a reflejar las distintas facetas que tiene que cumplir una mujer: ejecutiva, madre, amante y socialité.

Así, pasó el tiempo y las creaciones de este ex miembro del ejército israelí recibieron las mejores reseñas posibles.

Cathy Horyn, periodista del diario The New York Times, dijo que Alber "era el diseñador que más ha sabido absorber el significado de París".

En una entrevista realizada por el sitio web español Yo Dona, el modisto señaló que su deseo es transmitir fuerza y energía a través de sus prendas, pero sobre todo, hacer más bella a quien las porte.

"Nadie quiere ser la hermanastra, todas quieren ser Cenicienta", ha dicho en alguna ocasión Elbaz, y sus colecciones nunca están lejos de esta idea.

Aunque para el próximo verano, Alber ha decidido mandar a la princesa de vacaciones ¡a Acapulco!

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