Un lunar puede convertirse en un melanoma, por ello es importante observar el ABCD (asimetría, bordes, color y diámetro).
Los casos de melanoma, el más agresivo de los cánceres de piel, han aumentado 400% en los últimos 20 años. Al Instituto Nacional de Cancerología, en la ciudad de México, llegan en promedio dos pacientes nuevos con esta enfermedad, cada semana.
Si se detecta en sus etapas iniciales, el melanoma es 100% curable (se puede quitar con cirugía). Pero si el tumor avanza tres milímetros de la epidermis a la dermis, la supervivencia es de 50% en cinco años; es decir, de 100 pacientes, 50 mueren en ese lapso.
Tan alta mortalidad se debe a que, al avanzar esos tres milímetros, un tumor de melanoma hace metástasis hacia los pulmones y el cerebro, y es altamente resistente a la quimioterapia y radioterapia.
El melanoma, que se origina en las células llamadas melanocitos, está ligado a la radiación ultravioleta por sobreexposición al Sol y por la disminución de la capa de ozono. Afecta con mayor frecuencia a personas de piel blanca, sobre todo entre la cuarta y sexta décadas de vida.
Ante este problema de salud, un equipo de investigación de la Facultad de Medicina, encabezado por el doctor Andrés Eliú Castell Rodríguez, utiliza células de Langerhans para generar respuestas inmunológicas específicamente contra este tipo de cáncer de piel.
Las células de Langerhans, que forman parte del sistema inmunológico de la piel, se obtienen de la capa superficial de este órgano precisamente, conocido también como epidermis.
"Nuestra metodología consiste en tomar proteínas inmunogénicas del melanoma, ponerlas en presencia de células de Langerhans, activarlas in vitro e inocularlas en animales experimentales, y posteriormente en pacientes con melanoma", explica Castell Rodríguez.
Dichas proteínas, llamadas MAGE (genes de antígenos de melanoma, por sus siglas en inglés), se encuentran solamente en células tumorales y en las espermatogonias, células de los testículos que al dividirse dan origen a los espermatozoides.
PROTEÍNAS MAGE En esta familia de proteínas hay tres grupos: MAGE A, B y C, cada uno integrado a su vez por varias proteínas. MAGE A, por ejemplo, tiene 12.
Estos antígenos tumorales, que en el caso del melanoma se encuentran en la superficie de las células cancerígenas, generan respuestas inmunológicas.
"Extraemos células de Langerhans de la epidermis de un ratón y las proteínas MAGE A3 de la superficie de las células de un tumor de melanoma, y las ponemos en presencia del factor estimulador de colonias de granulocitos y macrófagos (GM-CSF9) durante 48 horas. Así, las células de Langerhans captan, procesan y reexpresan en su membrana las proteínas MAGE A3. A continuación inyectamos subcutáneamente las células de Langerhans estimuladas y cargadas con esos antígenos tumorales en ratones con melanoma", explica el investigador universitario.
Cuando las células de Langerhans ponen los antígenos tumorales en estrecho contacto con linfocitos T citotóxicos, éstos liberan moléculas que matan a las células cancerosas.
Con una sola inyección, la supervivencia de un ratón con melanoma se triplica (llega a vivir hasta 16 semanas, mientras que un ratón no tratado vive sólo cuatro semanas) y el crecimiento del tumor se hace más lento.
"Ahora bien, para combatir el melanoma en la gente habrá que dar un tratamiento combinado. Si el tumor ha crecido, se puede quitar mediante cirugía, y las células cancerosas se pueden destruir con inmunoterapia", aclara Andrés Eliú Castell Rodríguez.
Y si llegara a haber pequeñas metástasis en otros órganos, como los pulmones o el cerebro, se deberá aplicar un tratamiento secuencial con la misma metodología para eliminarlas.
"El fin, sin embargo, es quitar el foco primario del melanoma, porque si ya hay un tumor muy desarrollado, la inmunoterapia es menos efectiva y la cirugía, inaplicable", apunta el investigador.
CONTRA OTROS MALES Con este procedimiento, Castell Rodríguez y sus colaboradores pretenden montar, con la ayuda del sistema inmunológico, una respuesta muy específica, primero contra el melanoma, pero también, en una segunda etapa, contra otro tipo de cánceres.
Por ejemplo, la misma metodología se puede utilizar contra los astrocitomas, ya que las células de estos tumores también contienen antígenos MAGE.
El 50% de los tumores cerebrales son astrocitomas, los cuales se desarrollan a partir de los astrocitos, células de sostén del cerebro. Y de entre los astrocitomas, el más frecuente es el gliobastoma multiforme, llamado así porque sus células no parecen maduras o adultas, sino embrionarias.
"Todos los pacientes con gliobastoma multiforme mueren al año de haber sido diagnosticados. Cuando este tumor se descubre, ha crecido tanto entre el tejido cerebral, que es inoperable. Se pueden quitar partes de él, pero no todo", indica Castell Rodríguez.
Otros cánceres que se podrían combatir con este modelo de inmunoterapia son los de mama y próstata, debido a lo cual los investigadores universitarios ya estudian cuál sería la mejor manera de aprovecharlo en tales casos.
APLICACIÓN IN VIVO En la actualidad, Castell Rodríguez y sus colaboradores están a punto de publicar el primer artículo científico sobre su investigación; asimismo, realizan la inoculación secuencial de células de Langerhans con antígenos reexpresados en ratones con melanoma.
En la siguiente fase inocularán estas células en pacientes con melanoma, para lo cual esperan contar con la colaboración del Hospital General de México.
"Como en la sangre hay precursores de las células de Langerhans (de hecho, nosotros las derivamos en el laboratorio a partir de aquéllos), el mencionado hospital proporcionará sangre de pacientes con melanoma para montar este tipo de respuesta in vitro y luego aplicarla in vivo. Pensamos hacer esto en seis meses", comenta Castell Rodríguez.
Para escalar la aplicación de este modelo de inmunoterapia, el investigador universitario considera que es necesario establecer una coordinación con hospitales, así como contar con una unidad de ingeniería de tejidos, donde se podrían tomar las muestras necesarias, aislar las células de Langerhans, expandirlas y estimularlas in vitro, e inocularlas en pacientes dos o tres veces a la semana.