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COMENTARIO TU VIDA EN TRES ANILLOS

GABY VARGAS

Ha sido la descripción más bella del saludo que he escuchado en mi vida.

Sabía de la costumbre de algunos países asiáticos que para saludar a una persona, juntan las manos a la altura del pecho e inclinan levemente el cuerpo hacia adelante; pero mi ignorancia aunada a mi mente occidental logran que al tener la oportunidad de visitar la India, lo primero que llama mi atención es la reverencia y diría yo devoción, con la que la gente (el maletero, taxista, el portero del hotel, y demás) nos y se saludan entre ellos. Con una reverencia como si de santos de iglesia se tratara. Al preguntarle a la guía el porqué de tanto respeto mostrado, me encantó su respuesta: Saludamos así a la parte de divinidad que hay dentro de cada ser humano. Me pareció precioso.

Es cierto. Todos tenemos esa parte de divinidad, esa luz interior, esa esencia de quien en verdad somos. Sólo que al crecer, vamos ocultando esa parte luminosa a través de varias formas, de manera que ya nadie, ni nosotros mismos podemos ver esa luz. Así, nos "protegemos" -como si temiéramos ser rechazados, vulnerados--; a través del estrés y las prisas constantes y de emociones negativas, como la envidia, vanidad, soberbia y demás.

En el libro de Martha Beck, Steering by Starlight, encuentro una metáfora que me gusta por sencilla y práctica. Ella describe nuestro ser como una esfera compuesta por tres anillos:

1) En el extremo externo está todo lo material, lo superfluo, los objetos físicos y los pensamientos que de esto derivan. Cuando estás muy apegado a esta capa, eres la chica o el chico material. Mentalmente estás atrapado en huir de todo lo que te hace sufrir, te incomoda o te aterra; y corres para alcanzar todo aquello que tu ego desea. Lo malo es, que sin importar qué tanto y qué tan rápido corras, éste nunca se siente satisfecho.

Si quieres saber cómo en general, se ve en el mundo esta capa, observa la publicidad. Todo parece recompensarnos con riqueza, estatus, sexo, fama, poder, aprobación. En el folklore asiático, existe un tipo de demonio llamado "el fantasma hambriento", que posee un gran estómago y una boca chiquitita. Como nunca puede satisfacer su apetito, vive eternamente desesperado, devorando, envidiando y gimiendo.

2) En el centro, tranquila y serena, lejos de todo lo que la pueda perturbar, se encuentra esa luz que Beck llama, Centro de Paz. Nada que no sea autentico puede existir en este nivel de conciencia. Nada lo separa de la fábrica del universo, no hay miedos, pena, dolor o muerte. La razón por la que todo lo material nunca parece ser suficiente, es porque no estamos hechos para sentirnos plenos con las posesiones, o con vernos a nosotros mismos como famosos, guapos, ricos, inteligentes, influyentes, etcétera. La ironía es que si bien existe dentro de cada uno de nosotros, el aferrarnos a la capa externa de la existencia, nos causa infelicidad. Entonces ¿por qué gastamos tanta energía en buscarla?

Para evitar el anillo de en medio: el anillo de fuego.

3) El anillo de fuego, es el proceso emocional por el que todos tenemos que atravesar, para llegar al Centro de Paz. Sólo hay dos maneras de lograrlo: deshacernos de creencias falsas que nos causan dolor innecesario o rendirnos, pasar por el duelo y asumir la pena inevitable -una traición, un desamor, la pérdida de salud, o la muerte de un ser querido-entre otras. Al pasar por el anillo de fuego, todo lo relacionado a satisfacer al ego, se diluye.

Bien valdría la pena imitar la intención del saludo de países como la India, es decir, reconocer en cada persona esa parte de divinidad dentro de ella, y al mismo tiempo, dentro de nosotros también.

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